Los comienzos de Pablo Alborán incluyen todos los elementos de una historia de éxito: una poderosa pasión por cantar, videos en YouTube con reproducciones millonarias, el padrinazgo de un famoso (Ismael Serrano), un primer contrato discográfico y un talento único y distintivo.
Hoy hace ya 12 años que está en la cima y es uno de los indiscutidos número uno de la canción popular. Fue el artista más vendedor de España durante siete años no consecutivos (del 2011 al 2020), tiene más de 4 millones de álbumes vendidos y 7800 millones de streams en plataformas digitales.
En Argentina siempre tuvo una gran repercusión y la prueba más reciente fue su anuncio del show del 7 de noviembre en el estadio Movistar Arena, que se agotó enseguida y hubo que agregar otro recital para el día siguiente.
Antes, no sólo tuvo visitas previas en grandes salas como el Gran Rex y Luna Park, sino que también tuvo canciones sonando en novelas como El Elegido y La 1-5/18, además de ser coach invitado en La Voz Argentina 2018.
Pablo Alborán en vivo durante su actual gira «La cuarta hoja». Foto gentileza Cesc MaymoAhora, en plena gira bautizada “La Cuarta Hoja” en alusión a su octavo álbum del mismo nombre, charló con Clarín sobre la relación con Argentina, su reciente grabación con María Becerra y la inspiración que le dio hacer una gira en teatros con el público bien cerca.
Aquella primera visita
Haciendo memoria, Pablo Alborán dice que «La primera vez que fui a la Argentina fue para hacer promoción, para promocionar una telenovela que se llamaba El Elegido, donde yo cantaba la canción principal, que era Solamente tú. Fue un viaje muy express, porque rodé una escena en la telenovela, conocí a Lali y a todo el resto del elenco, además de ver cómo se arma una novela de esa magnitud»
Y agrega: «Empecé a hacer entrevistas con los medios y me gustó mucho que me conocieran. Recuerdo con mucha alegría que no me quería perder nada. Hacía notas a cualquier hora e iba a cualquier lado. Y bendito sea, porque me abrió las puertas del resto de Latinoamérica y de muchas más propuestas. También recuerdo bellamente a Güerrin, que no se me ha ido de la mente, que me vuelve loco con su fainá, y también algún que otro asadito.
Pablo Alborán en una de sus primeras visitas a Buenos Aires, en 2014. Foto: Diego Waldmann -¿Hubo algún hito, alguna canción o disco que te abrió más las puertas en Argentina y Latinoamérica, o fue la suma de muchas visitas y muchos viajes?
-Creo que ha sido la suma. O sea, hay canciones como Dónde está el amor, que sonó en una novela, estuvo también Tanto. Enfín, ha sido una mezcla de canciones. No sé, habría que preguntárselo a la gente, pero para mí ha sido una mezcla de temas y de idas y venidas y de mucho trabajo.
-¿Hubo algún viaje donde te sorprendió que había crecido exponencialmente la cantidad de público?
-Cuando hicimos el primer Gran Rex dije “Uy, ha pasado algo”. Luego, cuando hicimos el Luna también fue espectacular. Sentí mucho apoyo por parte del público argentino, como lo sigo sintiendo ahora, que no me suelta, que no me abandona.
Grabar con María Becerra y admirar a Nathy Peluso
-¿Cómo surgió la invitación con María Becerra, de dónde la conocías?
-La conocía por sus canciones, por alguna que otra colaboración que había hecho y me resultaba siempre muy curiosa su voz. Era muy genuina y no conseguía saber qué cosas era capaz de hacer y qué no, o hacia dónde iba a tirar. A mí esas voces que de pronto me dan la sensación de que son capaces de hacerlo todo, pero que vez queda un recorrido porque es mucho más joven que yo.
Pablo Alborán con María Becerra, en el video del hit «Amigos».Le dije, “Oye María, tengo esta canción, me encantaría trabajar contigo, te la mando, haz lo que quieras con ella, si no sale, no pasa nada, buscamos otra cosa”. Fue sin ningún compromiso, y su respuesta siguiente fue un video desde el estudio de grabación, donde no paraba de grabar, cantar y crear sus estructuras vocales. ¡Que impresionante! Me dejó completamente sin palabras y aparte le da un color a la canción muy sensual y muy diferente al que yo tenía al principio.
-Además de María, de los argentinos que han aparecido en los últimos años, ¿hay alguno más que te llamo la atención?
-Nathy Peluso me vuelve loco, aunque ya llevaba tiempo viviendo aquí. Me encanta, me gusta mucho, hablo mucho con ella. Creo que es una mujer camaleónica que puede hacer lo que le dé la gana. Y todavía vislumbro lo que es capaz de hacer y me da miedo, en el buen sentido. La aprecio mucho.
Pablo Alborán en vivo en 2023, durante la gira que luego lo traerá a la Argentina. Foto gentileza Cesc Maymo-¿Cómo viviste la aparición con tanta fuerza de la música urbana y los nuevos ritmos?
-Todo lo que ayude a inspirarte es bueno, inclusive algo que no te gusta, porque lo que no te gusta también te trae algo. Yo soy músico, entonces para mi hasta es brutal escuchar hasta el sonido de una caja en una batería que a lo mejor es terrible. Y aunque la voz está diciendo barbaridades de la boca, del culo y de las tetas, de pronto la voz me captura y me vuelve loco.
Intento aprender de todo lo que viene, independientemente de si encaja o no con lo que deba encajar. La música es libre y las nuevas tendencias a veces que traen cosas que son muy buenas y que se deben quedar. Sí creo es que a nivel de letra hay que estudiar, porque no todo vale. La palabra tiene un poder muy grande y no podemos subestimar.
Rumbo a una nueva visita
-¿Cómo va la gira, dónde estás ahora?
-Ahora mismo me quedan tres conciertos en España antes de ir a Latinoamérica y luego ya los dos últimos en la gira de España. Estoy muy contento, con muchas ganas de que llegue Latinoamérica y encontrarme con Argentina, con mi público y llevar todo este show ahí, que es un show mucho más grande y para el disfrute. Vivo con mucha motivación.
Pablo Alborán está en la cima del éxito desde 2011 y sigue teniendo hits. Foto gentileza Cesc Maymo-¿Cómo estás sintiendo las canciones nuevas en vivo, cómo, cómo encajan con el repertorio histórico?
-Hemos hecho un trabajo musical muy arduo de construir, digamos, una historia. No hay un engranaje donde todas las canciones funcionan entre sí, así que al final la suerte que tengo es que las doy yo, entonces siempre hay un hilo conductor. No hay algo que te suene a chino y de pronto a alemán. Hay una unión musical muy cuidada, de muchos meses de trabajo y aparte la gente está siendo muy buena.
Es sorprendente ver que canciones que a lo mejor no han sido singles se las saben, las cantan y eso es muy emocionante. Es muy bonito ver que están ahí. A pesar de las plataformas y de las radios, la gente te escucha, ya no sabes cómo, pero te escucha. Para mí es una motivación muy grande para seguir escribiendo.
– Qué idea tenías de sonido, de concepto para este álbum, o era una colección de canciones nomás?
-Pues mira, estaba terminando la gira de teatros y en mi cabeza venian ideas un poco locas, como juntar la música disco con el reggaetón y sintetizadores, o de pronto usar ritmos ternarios como la chacarera y la bulería. Incluir siempre mi raíz flamenca, que lo necesito y ni hace falta que lo piense porque sé que va a suceder. Dejarme llevar, dejar que las canciones fluyan solas.
Ha sido un disco muy mágico en ese sentido que se ha ido construyendo y teniendo mucha vida de los demás, porque la gira de teatros me permitió estar cerca de la gente, escuchar las historias de la gente, leer las cartas, poder cantar con la gente cara a cara y eso como que humanizó muchísimo mi manera de escribir. A la vez es un disco muy vitalista, que celebra la vida, la amistad y que estamos vivos, que no hay que perder el tiempo.