El domingo 3 de noviembre, los habitantes del estado de Florida, al igual que muchos otros territorios de Estados Unidos, volverán al horario estándar universal. Sin embargo, este no es el único cambio significativo en la vida de las personas, que tendrán que volver a ajustar sus horarios de sueño y acostumbrarse a la nueva rutina.
La medida se aplica anualmente desde la promulgación de la Ley de Horario Uniforme de 1966, la cual estableció el cambio al horario de verano para el segundo domingo de marzo, mientras que al comienzo del invierno se vuelve a la hora estándar en el primer domingo de noviembre. Los legisladores del país norteamericano aprobaron el proyecto para el ahorro de energía.
El domingo 3 de noviembre, a las 2 de la mañana, los estadounidenses volverán al horario estándar. En este contexto, deberán atrasar una hora las agujas del reloj para que marque la una por segunda vez. De esta forma, concluirá el horario de verano boreal que comenzó el domingo 10 de marzo. Este ajuste implica que habrá más luz por la mañana, amaneciendo a las 6.31.
El cambio puede ser manual o automático dependiendo del dispositivo que se utilice. Los relojes inteligentes y los celulares se ajustan a la zona de residencia de su usuario, por lo que el cambio será automático. En cuanto a los relojes digitales y análogos, se deberán cambiar manualmente siguiendo el respectivo manual de instrucciones. Se recomienda que la persona atrase la hora antes de acostarse para no verse afectado por el cambio y se levante en el horario estándar.
Los efectos negativos del cambio de horario, según profesionales
Un artículo de la Universidad de Harvard expuso los efectos negativos que tiene el cambio de horario en las personas. De acuerdo a las investigaciones, modificar la hora dos veces al año puede alterar los ritmos circadianos, aquellos ciclos naturales que produce el cuerpo y regula funciones claves en la salud como el apetito, el sueño y el humor.
Charles Czeisler, profesor de Medicina del Sueño en Harvard, explicó que este cambio “puede causar estragos en el bienestar mental y físico de las personas a corto plazo”. El pasaje al cambio de horario en primavera implica que las mañanas sean más oscuras, provocando la reducción en los niveles de serotonina al no recibir la luz matinal natural.
Mientras que, por el contrario, exponerse a la luz por la noche retrasa la producción de melatonina, una hormona que contribuye al sueño. En ese sentido, Czeisler comentó: “La interrupción del sueño puede hacer que las personas se sientan fatigadas, aturdidas y menos concentradas”.
Debido a estos efectos negativos, los opositores presentaron un proyecto para eliminar el cambio y hacer permanente el horario de verano bajo el nombre de Ley de Protección del Sol. El Senado de EE.UU. había aprobado la normativa en 2022, pero la Cámara aún no ha actuado.
Decenas de estados se han pronunciado a favor del proyecto. De acuerdo con un reporte de The Council of State Governments, una organización no partidista y sin fines de lucro, “han aprobado o promulgado leyes que permiten la observancia del DST durante todo el año si el Congreso lo permite y, en algunos casos, si otros estados de la región también llevan a cabo el cambio”.
Aquellos estados son: Alabama, Colorado, Delaware, Florida, Georgia, Idaho, Kentucky, Luisiana, Maine, Minnesota, Misisipi, Montana, Ohio, Oregón, Carolina del Sur, Tennessee, Utah, Washington y Wyoming.
LA NACION