En esta nueva era alimenticia, donde hay una mayor consciencia por gran parte de la sociedad a la hora de alimentarse y muchos optan por reemplazar los productos ultraprocesados por comidas a bases de frutas, verduras y platos orgánicos, se comienzan a descubrir nuevos condimentos saludables; las semillas forman parte de estos.
Aunque seguramente optabas por usarlas o comerlas en algunos budines, te sorprenderás al saber cuáles son las siete semillas que podrían cambiar el sabor de tus recetas y encantarán a tu paladar.
Las semillas de chía, originarias de Centroamérica, proporcionan ácidos grasos saludables, como omega-3, mejoran el metabolismo y contienen antioxidantes, favoreciendo así la reparación de los tejidos y ralentizando el envejecimiento. Podrás incluirlas en tu dieta machacándolas y mezclándolas con agua. Como su textura es similar al huevo, son ideales para personas veganas.
Las semillas de sésamo tienen un gusto más característico y muy popular en la gastronomía árabe y del este de Asia. Contienen fósforo, calcio, zinc, magnesio y vitamina B6. Se suelen incluir en panes, como las barras que se toman habitualmente en la comida o los que acompañan a las hamburguesas.
Como las semillas de chía, se deben hidratar en agua, ya que así conforman una especie de textura gelatinosa que es muy beneficiosa para reducir la hipertensión y los niveles de glucosa en la sangre, además mantiene los de insulina. Su omega-3 también ayuda a mantener los niveles bajos de colesterol. Asimismo, como contiene fibra, sirve como antiinflamatorio y liberan potasio, un mineral fundamental para los tejidos de los huesos, las arterias y los músculos. Su compuesto principal, la lignina, refuerza las paredes celulares, una gran función para prevenir tumores.
Para incluir semillas de lino a tu alimentación podés agregarlas a tu yogur o incorporarlas a salsas como la mayonesa o la de miel y mostaza, ideales para sándwiches y ensaladas.
Además de combatir el estreñimiento, las pipas de girasol tienen un efecto antioxidante debido a la vitamina E. Son una fuente de proteínas, lo que ayuda a aumentar la masa muscular. También sacian y disminuyen el ritmo de absorción de los carbohidratos, por lo que de manera indirecta regulan el azúcar en sangre, algo beneficioso para las personas con diabetes. Se pueden comer crudas o tostadas, pero preferentemente las que son sin sal.
Sus propiedades antioxidantes refuerzan el sistema inmunológico y previenen el envejecimiento. Además, favorecen la salud ocular y el aspecto de la piel. Las pipas de calabaza tienen zinc y hierro. Si deseas consumirlas, podés hacerlo en su forma natural o tostadas en la sartén con poco aceite o en el horno.
Las semillas de amapola son ricas en vitamina A, una sustancia que protege las uñas, la piel y el pelo. Tienen un gran aporte de calcio y se utiliza para aliviar el estrés. Se pueden consumir como parte de recetas dulces, como bizcochos y galletas, o espolvoreadas, por ejemplo, en una tostada.
La quinoa es una buena fuente de proteínas y de minerales como potasio, zinc, manganeso y hierro. También aporta vitamina E y las del grupo B. Podés incluirla en tus ensaladas o hamburguesas caseras.
Cabe destacar que otras semillas comunes en nuestra dieta son las legumbres, el arroz, el maíz y el trigo.
LA NACION