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ESTA VEZ EL ESFUERZO VALE LA PENA, por Mattías Meragelman

«ESTA VEZ EL ESFUERZO VALE LA PENA», por Mattías Meragelman

abril 28 09:46 2024 Imprimir noticia

La frase que manifestó el presidente Javier Milei en la cadena nacional expone la clave de su legitimidad ante una porción de sus votantes. El relato libertario. ¿Pesa más la ideología o la economía? ¿Qué significó la marcha universitaria?


Todo Gobierno necesita de un relato, de una épica discursiva que le permita plantear a la sociedad cuáles son sus objetivos y al mismo tiempo avanzar en la construcción de su agenda política con un respaldo social masivo.

En el caso del actual Gobierno nacional ya desde la campaña estuvo claro que ese relato estaba centrado en el enfrentamiento con “La Casta” y en asegurar que eliminando la presencia del Estado en la economía el país saldría adelante. Los hechos marcan que ese discurso logró conectar con el pensamiento de amplios sectores sociales y por eso Javier Milei venció a Sergio Massa en noviembre pasado.

Si uno repasa las presentaciones en los medios de comunicación del presidente de la Nación cuando era candidato y sus afirmaciones ya ocupando el principal sillón político del país, hay una coincidencia en los adjetivos, el histrionismo, las expresiones, los enemigos políticos y la atribución de responsabilidades sobre lo que vive el país.

Cuatro meses después de iniciada la gestión presidencial, ese relato enfrenta el mismo problema que cualquier administración estatal: el discurso se compara con la realidad.

En la política y en los medios de comunicación, desde hace muchos años se dejó de hablar de “los primeros 100 días de gracia” que cualquier Gobierno tenía al comenzar su gestión. Se supone que en la actualidad los tiempos de la sociedad y por ende la dinámica política, son tan veloces que 100 días son una eternidad y ningún Gobierno tiene ese plazo sin cuestionamientos por parte de la comunidad.

Sin embargo, justamente apenas cruzado el umbral de sus primeros 120 días de Gobierno, el presidente Javier Milei se enfrentó al primer sacudón masivo: las multitudinarias marchas universitarias en todo el país.

Las movilizaciones universitarias fueron impactantes por la cantidad de personas involucradas, pero especialmente porque fue la primera vez que la “Libertad Avanza” recibió una muestra masiva y extendida en el territorio nacional de rechazo a una de sus propuestas de Gobierno.

El discurso oficial habló de auditorías, pero especialmente mencionó los conceptos de “adoctrinamiento”, “lavado de cerebros” y gastos innecesarios dentro del sistema universitario. Por su parte, las calles le dieron una respuesta masiva a que esas ideas no lograron ser instaladas y que una gran parte de la comunidad no está de acuerdo con la política educativa de la gestión presidencial.

El politólogo Andrés Malamud planteó esta semana al ser entrevistado en un medio nacional: “Lo que pasó en Plaza de Mayo es lo menos relevante de todo lo que pasó. Aunque haya sido una de las marchas más importantes de los últimos 40 años en Buenos Aires, porque CABA nunca fue muy mileista y Milei salió tercero en ese distrito en las elecciones. El dato más importante es que hubo marchas masivas en 16 provincias donde Milei arrasó en las elecciones. Es un mensaje, los propios votantes de Milei diciéndole al presidente cuidado, dando una luz amarilla de que hay cuestiones centrales de la institucionalidad del país, entre ellas la educación pública”.

Los datos económicos son elocuentes: todos los rubros tienen una caída marcada en el consumo. Se estima que en promedio en el país el poder adquisitivo de los trabajadores cayó un 24% en los últimos cuatro meses, la obra pública está paralizada y al mismo tiempo el desempleo comienza a ser un problema.

Por otra parte, el Gobierno nacional expone como logros que el dólar blue se mantiene en el mismo valor, que tiene superávit fiscal y que la inflación está bajando.

Esos datos macro económicos positivos responden al feroz ajuste y la marcada recesión. Por eso el propio presidente afirmó en la cadena nacional del lunes pasado: “Esta vez el esfuerzo vale la pena”. Le está diciendo a la población que es consciente del esfuerzo que están realizando, pero que esta vez tiene sentido porque les promete un futuro mejor.

Entonces la pregunta que surge es hasta cuándo el electorado estará dispuesto a seguir esperando ese mañana promisorio.

Los fracasos económicos de los Gobiernos del “Frente de Todos” y de “Juntos por el Cambio”, los casos de corrupción, el desgaste por la gestión de la pandemia, la triste interna entre Alberto Fernández y Cristina Fernández y la inflación como un cáncer maldito que carcome el poder adquisitivo de los argentinos desde hace años, son sin dudas el contexto que permitieron la llegada de Milei al poder.

Sobre ese profundo malestar social que se fue generando en estos años llegaron los libertarios a la “Casa Rosada”, pero ahora les toca gestionar, administrar, dar respuestas.

Y en ese sentido, seguramente habrá un núcleo duro que seguirá soportando estoicamente el ajuste, convencidos de que el problema estuvo en los años anteriores. Sin embargo, hay otros votantes, los del medio, los que votaron a Milei más por espanto del peronismo que por convencimiento de la “Libertad Avanza”.

Y la pregunta sería: ¿En esos votantes pesará más su ideología enojada con los Gobiernos anteriores o el bolsillo que siente cada semana un nuevo golpe y que les marca que hoy viven peor que hace cuatro meses? ¿Billetera mata relato?

Cuando el presidente de la Nación dice que los analistas políticos “no la vemos”, hay un punto central en el que tiene razón: la lógica y la dinámica política que lo llevó al poder es totalmente novedosa y extraña a lo que conocimos en los años anteriores.

En ese contexto, el concepto de legitimidad aparece como de otro siglo y parece anticuado. Sin embargo, puede servir para analizar este momento tan postmoderno.

La política tiene hoy una dinámica y una velocidad como nunca vimos. Y en ese marco, un dirigente que tenía un nulo nivel de conocimiento social hace cuatro años, hoy es el presidente de la Nación. Sin embargo, ese mismo proceso y la velocidad que tiene puede condicionar al primer mandatario nacional en el desarrollo de su gestión y en la expectativa que generó.

Milei prometió transformar al país, dijo que tenía la respuesta a todos los problemas. Y entonces millones de argentinos creyeron en él, confiaron en que su vida cambiaría y sería mejor.

Cuatro meses después de asumir el poder el seguidor de la “Escuela austríaca”, todo aquel que esté leyendo este comentario periodístico tiene claro que tuvo que ajustarse en sus gastos. Es decir, hoy vive peor que antes del 10 de diciembre.

Y allí surge el riesgo principal para la “Casa Rosada”. Si “La Libertad Avanza” sigue fomentando un relato de perfección en la gestión y de éxitos que la sociedad no visualiza en su vida cotidiana, estará corriendo el riesgo de ser ellos quienes no vean lo que está pasando.    

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