Este sábado, Cecilia Roth fue galardonada con el Premio de Honor en la XI ceremonia de entrega de los Platino, que se llevó a cabo en la Riviera Maya, y que celebra a las mejores actuaciones y producciones televisivas y cinematográficas de Iberoamérica. La estatuilla, que en otras oportunidades recibieron Ricardo Darín, Sonia Braga, Adriana Barraza, Diego Luna, Antonio Banderas, Benicio Del Toro y Carmen Maura, entre otros, homenajea la trayectoria de artistas consagrados.
Tras una emotiva presentación y un clip que repasó buena parte de su filmografía, Roth subió al escenario para agradecer la estatuilla. Emocionada y sonriente, ante la ovación de pie de todos los presentes, la actriz confesó: “Creía que no me iba a emocionar… Muchísimas gracias. Creía que no me iba a poner nerviosa, pero cuando me levantaron de mi asiento y pasé por varios pasillos y escaleras hasta llegar aquí, me empezaron a temblar las piernas. La verdad es que estoy como abrumada”.
Luego, la actriz contó cómo fue que comenzó su amor por el cine y por contar historias. “Cuando yo era pequeña, de los 5 años a los 6, jugaba con mi hermano Ariel, que es menor, a inventar historias que no tenían nada que ver con jugar a las muñecas o al papá y la mamá… Me inventaba historias como que éramos dos astronautas que viajaban en una nave a Saturno, pero en el camino nos pasaba algo… Pero antes de empezar a jugar, siempre le decía a Ariel: ‘Lo convertimos en verdad’. Y entonces, el juego se convertía en verdad. Llegábamos a Saturno, me moría porque un invasor me dispara fuego con un arma. Ariel se enloquecía, porque yo ‘me moría de verdad’ y dejaba de respirar. Entonces, iba a buscar a nuestra madre. Y cuando se iba, yo aprovechaba para respirar, y cuando volvía, dejaba de hacerlo nuevamente. Yo realmente ‘estaba muerta’”, recordó.
Y explicó: “Con esto lo que quiero decir es que para mí, ese juego convertido en verdad es el cine. Nosotros convertimos en verdad las escenas, las historias, los personajes. Construimos una realidad paralela y en ella nos instalamos para contar el cuento del que formamos parte”.
“En la primera película en la que trabajé, No toquen a la nena, Adolfo Aristarain era asistente de dirección. A él lo declaro mi primer maestro, porque yo no tenía ni idea de cine, tenía 16 años. No sabía dónde estaba puesta la cámara, qué lente tenía, cómo tenía que hacer, inclusive, para no sentirla. Y luego llegó el exilio. Nos fuimos con mi familia a España en 1976. Y empecé a hacer cine allá muy rápidamente. En mi primera audición tenía que hacer de argentina, y como no se había presentado ninguna otra argentina, me dieron el papel”, rememoró, risueña.
Y continuó: “Necesito decir que tenemos que cuidar nuestro cine. Que nuestro cine siempre está en peligro, en un país o en el otro. Creo que la comunidad iberoamericana es un solo cine que habla en español y en portugués. Un solo país. Y entonces, cuando uno tiene problemas hay que observarlo, estar atento y ayudarlo. No estoy pidiendo ayuda, sino que todos tengamos conciencia del lugar que ocupamos en el mundo y que el español es un idioma que tiene que escucharse igual que otros idiomas. No siempre ese escucha. En nuestro país, el problema es grave, porque no solo se escucha, sino que puede dejar de existir. Estemos atentos y resistamos. Y como cuando era chica digo: ‘convirtamos en verdad esa lucha, esa creencia y esos sueños que tememos, por los ese cine que hacemos”.
Inmediatamente después, llegó el turno de entregar el premio al mejor director. El vencedor resultó Juan Antonio Bayona, el realizador de La sociedad de la nieve, la película de Netflix basada en el accidente aéreo ocurrido en la cordillera de Los Andes.
Después de agradecer a su equipo, Bayona recogió el guante y le respondió a la actriz. “Mis padres no pudieron escoger entre estudiar y trabajar. Ella empezó a trabajar a los 9 años y él a los 15. Por eso, valoraron la educación de sus hijos. Las primeras imágenes de referentes de Argentina que recuerdo son las películas de Aristarain y Eliseo Subiela. Discutíamos mucho en la escuela de cine sobre sus películas”, indicó.
“El cine es una herramienta de expresión poderosísima y fundamental de un país. Y estar en contra del cine nacional es estar en contra del país. Así que, Argentina, acá estamos. No están solos. Arriba el cine de Argentina. Acá estamos para apoyarlos”, cerró.
LA NACION