domingo, 7 septiembre, 2025
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Buenos Aires pesa, Córdoba inclina. Ninguna decide sola

Domingo de urnas y boleta larga. La provincia más poblada vuelve al centro: elige 46 diputados y 23 senadores, además de concejales y consejeros escolares en 135 municipios. Esta vez el Ejecutivo nacional decidió involucrarse a fondo en el distrito, con lo cual el comicio bonaerense se lee en clave mayor. En ese tablero conviene revisar dos frases cómodas que ordenan la charla pública: el reflejo bonaerense (“el que gana Buenos Aires gana la Argentina”) y su contracara (“Córdoba siempre define”). En lo que sigue, Lucas Raffo ayuda a ponerles condiciones de uso y a separar lo que puede leerse hoy de lo que recién se medirá en octubre y encuadrará 2027.

—Venimos de varios comicios desdoblados y ahora se vota en Provincia de Buenos Aires. En ese marco, entre otros, dos “mitos” suelen ordenar la conversación: “quien gana Buenos Aires gana el país” y “Córdoba siempre se para en la vereda opuesta”. ¿Cómo ves hoy ese peso de Buenos Aires y el rol de Córdoba?
—Buenos Aires siempre es relevante por dos cosas: su volumen de electores y el foco mediático. En legislativas, su peso “numérico” impacta menos por el diseño de bancas, pero la agenda nacional mira esa elección. Y este gobierno eligió jugar fuerte ahí —poner a Milei como protagonista—, lo que sube aún más la vara.
Córdoba también es clave: es uno de los distritos grandes (más votantes que CABA) y, para las fuerzas no peronistas, históricamente es una plaza que puede inclinar elecciones muy parejas. La Libertad Avanza, como antes el PRO y JxC, necesita ser competitiva en estos centros urbanos para compensar la fortaleza peronista en otras regiones.

—Milei volvió a polarizar contra el kirchnerismo y, en paralelo, aparece Provincias Unidas con Schiaretti en Córdoba como candidato para octubre en una alianza con gobernadores. ¿Qué te dicen esas dos jugadas, la del oficialismo y la del “centro federal”?
—La Libertad Avanza hoy necesita replegarse sobre un antikirchnerismo clásico para retener los votantes que ganó en 2023 y que está perdiendo por la situación económica. Esa polarización intenta reemplazar a quienes se van porque “la macro” no arranca.
Provincias Unidas tiene dirigentes y gobernadores, pero su desafío es narrativo: no solo ubicarse “entre dos extremos”, sino construir un relato que polarice con la grieta como problema y convoque en un contexto muy binario. Ahí suele pasar que “coleccionan” referentes… pero les faltan votos.

—Con encuestas que fallaron bastante en años recientes, ¿qué vale la pena medir hoy, además del “¿a quién votarías?”
—La “carrera de caballos”, el quién va primero, es lo menos útil y lo más volátil. Sirve más medir clima: los problemas principales, pesos que la gente pone al decidir, percepciones económicas y expectativas. Esas expectativas explicaban la buena aprobación de Milei hasta hace 5 o 6 meses; cuando cayeron, se resintió su imagen. Y siempre combinaría lo cuantitativo con lo cualitativo para entender qué están sintiendo los encuestados.

La variable subestimada: participación

—¿Qué estás viendo ahora en esas variables de clima?
—Una caída sostenida en aprobación de gestión, expectativas a 12 meses más bajas y, en la Provincia de Buenos Aires, un mapa seccional donde el peronismo saca ventaja en la Tercera y la La Libertad Avanza no compensa suficiente en la Primera. Todo con una incógnita enorme: la participación.

—Justamente: la participación viene baja en desdobladas e intermedias. ¿A quién favorece el ausentismo?
—Las encuestas subestiman la abstención porque casi nadie te dice “no voy a votar” y porque responde más la población interesada. Con participaciones del 60 al 65%, el aparato territorial pesa: movilizan, ponen logística, remises, etc. Eso, en principio, favorece al peronismo. Claro que también puede usarse la amenaza de “pierdo” para activar al electorado oficialista apático; la campaña juega ahí.

—¿Hay una brecha de comportamiento entre AMBA y el resto del país?
—Más que geográfica, hoy es una diferencia por tipo de elección. Las ejecutivas traccionan más participación; las legislativas, menos. En Buenos Aires, la hipermediatización podría subir algo la concurrencia por las “consecuencias económicas” que se le atribuyen al resultado, pero si mirás estrictamente qué se elige, la tentación a la apatía existe.

Cuando la economía no ayuda: la apuesta del oficialismo

—¿La grieta sigue siendo peronismo, antiperonismo? ¿La irrupción de Milei cambió el clivaje?
—El clivaje que ordena alianzas y la oferta sigue siendo peronismo / no peronismo. Liderazgos nuevos pueden intentar reacomodarlo (el kirchnerismo lo hizo en su momento), pero si no mostrás eficacia y resultados —además de relato— terminás apoyándote en el clivaje preexistente. Por eso Milei vuelve al antikirchnerismo: con inflación a la baja, pero sin recuperación clara, no alcanza para fundar un clivaje nuevo estable.

Qué dicen las últimas encuestas en provincia de Buenos Aires

—Mirando a octubre: ¿qué variables van a ordenar el escenario?
—Tres: La oferta ya cristalizada (kirchnerismo/no kirchnerismo) que consolida núcleos duros. Mucha gente vota “lo menos peor”. En segundo lugar, el rumbo económico y cómo pegue en áreas metropolitanas (GBA, Gran Córdoba, Gran Rosario), más sensibles al ajuste. Y por último, el diseño electoral de medio término, que sobre-representa regiones menos pobladas y, este año, no expone senadores en PBA. El oficialismo no pone en juego bancas propias clave: todo lo que sume, suma.
Luego vendrá la lectura de actores económicos: qué tipo de victoria es y si ordena un rumbo. Incluso un triunfo oficialista en octubre elevaría la presión por eficacia: Macri en 2017 ganó bien y, sin embargo, la reforma previsional y la volatilidad posterior mostraron que una victoria intermedia no garantiza estabilidad si no se traduce en resultados.

¿Qué se elige en Provincia de Buenos Aires?

Este domingo 7 de septiembre, la provincia de Buenos Aires renueva 69 bancas en la Legislatura (46 diputados y 23 senadores) y además concejales y consejeros escolares en los 135 municipios. Se vota con la boleta partidaria. Por la magnitud del distrito (más del 35% de la población del país), la elección se organiza en ocho secciones electorales.

Compiten, entre otros, Fuerza Patria (peronismo unido), La Libertad Avanza (con el PRO absorbido para esta elección), Somos Buenos Aires (radicales y peronismo disidente), y la izquierda con el FIT y el Nuevo MAS.

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