En un reciente panel del Congreso Maizar denominado “Experiencias exitosas de transformación del maíz”, el gerente general de Bio 4, Tomás Beamonte, describió las características de la planta de producción de bioetanol en funcionamiento en la provincia de Córdoba. Hizo referencia a su historia y a la evolución del modelo de negocio a lo largo del tiempo, al tiempo que adelantó qué están planificando para los próximos años.
La planta se encuentra en Río Cuarto y trabaja durante los 365 días del año produciendo básicamente etanol, pero el emprendimiento tiene otras unidades de negocios, como producción de gas, electricidad y carne, entre otras.
La historia de Bio 4 arranca hace 20 años, cuando dos socios se unieron para pensar en un proyecto de producción de biocombustibles a partir del maíz. El emprendimiento tenía su razón de ser al tratarse de una zona alejada de los puertos, que encarecía los fletes del cereal.
Esa iniciativa tardó varios años para desarrollar el modelo de negocio, explorar mercados y convocar a socios para la inversión inicial. Estos fueron 26 productores agropecuarios que fundaron la empresa y permitieron la materialización del proceso.
“La producción de bioetanol arrancó en 2012, con una planta que dio lugar a un producto que en aquellos tiempos se cortaba a razón del 2% con la nafta, en vez del 12% que se permite hoy. Bio 4 fue la primera empresa productora de ese combustible del país y luego avanzó con otra planta para la producción de biogás, que combina bien con la producción de bioetanol”, expresó Beamonte.
También encararon la comercialización de burlanda, un subproducto de la generación del etanol, para que, por medio de la ganadería, transformara proteína vegetal en animal.
En Bio 4, la producción de etanol consume 350.000 toneladas de maíz por año, provenientes de campos cercanos a la planta y alejados de los puertos. “Está diseñada con un modelo circular que transforma materias primas en energía y alimentos. Crea valor en origen con mucha tecnología e inversión, y con la ventaja de generar 75% menos de emisiones al ambiente que la nafta”, distinguió Beamonte.
La burlanda del maíz es la porción que no fermenta al producir etanol y tiene alto contenido proteico y elevado valor nutricional, lo que permite ser transformada en carne o leche desplazando a otros subproductos como fuentes proteicas.
Además de producir etanol, Bio 4 produce biogás en un digestor. El gas permite generar energía eléctrica renovable, que se vuelca a la red, y los residuos se usan como biofertilizantes que son utilizados para la producción de maíz cerrando el círculo.
Durante su charla, Beamonte resaltó algunos datos del modelo de negocios de Bio 4.
En Bio 4 se preocupan por las relaciones de la empresa con la comunidad y persiguen la sustentabilidad social, económica y ambiental. “Contribuimos al desarrollo de la economía local, cuidamos a las personas del equipo y a los proveedores, y generamos empleo de calidad en la región”, destacó Tomás. “Hay una preocupación permanente por generar el desarrollo y bienestar de las personas que integran el equipo, muchas de las cuales están desde la fundación de la empresa”, resaltó.
Al considerar el costado económico del emprendimiento, Beamonte dijo que “la producción de bioetanol, burlanda y aceite generan un resultado que duplica al valor del maíz como materia prima”. Hacia adelante, Beamonte planteó que van a ampliar 25% la capacidad de producción de la planta e impulsarán la penetración de la burlanda en las cadenas ganaderas.
También están buscando oportunidades de ingresar en industrias pesadas de base, para incluir al etanol en los combustibles de barcos y de grandes camiones mineros. Otra línea fogonea el desarrollo de bioplásticos para ser utilizados de productos para el packaging
Ramiro Muñoz, de Salvita, contó la actividad de ese grupo asentado en el norte argentino. Dijo: “Soy la cuarta generación de una empresa familiar que arrancó mi bisabuelo con la actividad frutihortícola. Luego siguió mi abuelo, que se orientó más a la producción para abastecer mercados, mientras que mi padre diversificó hacia las legumbres, cereales y la producción bajo invernadero. En los últimos tiempos, mi generación se ha volcado a agregar valor en origen con la mirada puesta en la comercialización”.
“Estamos localizados en Salta y Jujuy, donde producimos hortalizas, tomates, berenjenas, frutas, bananas y maíz dulce, entre otros productos. Salvita destina 40.000 hectáreas a cultivos extensivos (poroto, soja y maíz), tiene un feedlot de 30.000 cabezas y da empleo a 2100 personas”, agregó.
“Cultivamos 1500 hectáreas de maíz dulce, cuya producción es bastante compleja. Tiene un gasto seis veces superior al costo de producción del grano para trilla, al requerir riego por goteo y venta en fresco, con una vida útil muy corta, de siete a diez días. Se comercializa en chala, con la espiga entera y se vende el mercado local y en Uruguay”. añadió.
Con este cultivo, en Salvita están entrando al negocio de quinta gama, que consiste en la venta de un producto esterilizado, cocido, envasado con un film transparente que genera gran valor agregado, tiene una vida útil de seis meses y está orientado a mercados de alto poder adquisitivo.
La soja cosechada se procesa dando lugar a aceite y expeller; este último subproducto contiene 42-44% de proteína, que se orienta a un feedlot propio de 30 000 cabezas. Allí, el maíz comercial se transforma en carne y el estiércol producido va a compostaje, que luego se distribuye como fertilizante orgánico en los cultivos intensivos, con muy buenas mejoras en los rendimientos.
“Los porotos producidos van a dos plantas de procesamiento con una de capacidad de trabajo de 500 toneladas por día, una de las cuáles está habilitada para exportar desde Jujuy. También tenemos 200 hectáreas de pimiento en invernadero, que están integradas comercialmente. Una parte va para venta fresco y otra la orientamos a una fábrica de conservas y enlatados que tiene el 70% del mercado”, resaltó.
El cultivo de bananas se desarrolla con alta tecnología: riego, cosecha aérea y empaque en cuatro plantas, donde se maduran con acetileno. En Salvita hay 800 personas trabajando en el cultivo, cuya producción va al consumo local.
El maíz y Las Tres Niñas
Carolina Haymes, directora de Marketing de productos de consumo masivo de Adecoagro, afirmó que forma parte de una compañía agroindustrial presente en Brasil, Uruguay y la Argentina, que produce muchos bienes, entre los que se figuran azúcar, etanol, energía, maní y lácteos en un marco de eficiencia y sustentabilidad.
Cultivan 240.000 hectáreas de trigo, maíz, girasol y soja y producen leche en cuatro tambos que ordeñan 14.400 vacas. Adecoagro también produce maní y arroz procesado en Molino Ala, que también se utiliza para la producción de tostadas y galletitas.
El maíz tiene mucho que ver con uno de los fuertes de la compañía que son los productos lácteos. En 2019 compraron dos plantas que estaban abandonadas de las marcas Las Tres Niñas y Angelita. Actualmente las fábricas están en plena producción de leche fluida, quesos, leche chocolatada y yogures.
A partir de la compra de las dos fábricas de leche, con sus respectivas marcas, en Adecoagro analizaron el relanzamiento de la marca Las Tres Niñas para la venta de los productos lácteos. Así crearon un eslogan que decía: “Lo bueno vuelve” en referencia a la leche de Las Tres Niñas y comenzaron a incorporar a los envases toda la información sobre la trazabilidad del producto en venta.
“Mostramos un planteo de economía circular, con procesos que resultan únicos en la actividad. Contamos que producimos leche en forma distinta, con tambos sustentables y trazabilidad en todas las etapas utilizando alimentación con base del maíz que se produce en nuestros campos. Explicamos que la bosta de las vacas se lleva a biodigestores que producen energía y fertilizantes cerrando un circuito sustentable de la producción”, resaltó Carolina.
“También comunicamos esta forma de trabajo en redes, vía pública y prensa, para destacar que producimos leche de manera distinta a la de otras industrias. Actualmente Las Tres Niñas es la segunda marca en cadenas nacionales y está entre las tres más importantes en recordación de marca y frecuencia de consumo”, agregó.
En todo el proceso agroindustrial tiene mucho que ver el maíz, porque se destinan 42.000 toneladas del cereal para los tambos que ordeñan 14.400 vacas que producen 37 litros por animal y por día. Así, Adecoagro produce 148 millones de litros de leche por año.
El maíz también se muele y la harina se utiliza en tostadas, galletitas y snacks, a los que le aporta consistencia, condición crocante y sabor.
Al finalizar el panel, el moderador, Nicolas Peña, rescató las características comunes de los responsables de las tres empresas presentadas: capacidad de innovación, búsqueda de agregado de valor y consideración de las demandas de los consumidores. Una fórmula que se aparta de lo cotidiano y que permite alcanzar, con esfuerzo de años, nuevos techos de productividad y rentabilidad.