La crisis de representación es un fenómeno largamente analizado en los últimos años, en Argentina y en el mundo. Ha dado lugar a triunfos y derrotas inesperadas, y también ha demostrado una baja en la participación electoral en muchas elecciones.
Sin embargo, la de este domingo en CABA marcó un récord negativo de participación alcanzando tan solo el 53,3% de los electores habilitados para votar. Esto quiere decir que de cada 100 personas que podían ir a elegir entre los 17 candidatos que compitieron en las urnas, 47 pegaron el faltazo.
La concurrencia fue la más baja de los últimos 28 años y descendió 23,6 puntos si se la compara con las elecciones generales de 2023. Hasta ahora, la más baja se había registrado en 2003 con un 69,7%. Un dato que supera a la elección de hoy en un 16,4% más de los que fueron hoy.
Sin duda habrá que analizar mejor el fenómeno, pero es un dato sintomático que demuestra la apatía y falta de interés en el proceso electoral, en un contexto de fuerte fragmentación y de desconexión entre la agenda de los partidos mayoritarios y la vida cotidiana de la enorme mayoría de la población, castigada por años de ajuste que vienen aplicando el macrismo, el peronismo y ahora el gobierno de Javier Milei.
El triunfalismo oficialista por haberse quedado con el primer lugar en el bastión que vio nacer al PRO, oculta un dato que da cuenta de la profundidad de este descrédito: Adorni solo fue votado por el 15% de los electores habilitados para participar en la elección. Esto a pesar de haber volcado todo el aparato de Gobierno, haber puesto a Javier Milei a hacer campaña por su candidato y derrochar recursos multimillonarios para lograr su objetivo.
Un fenómeno profundo
La asistencia de este domingo se ubica en el nivel más bajo desde 1997. En contraste, la elección de 2019 había marcado el pico más alto de participación en las últimas décadas, con un 79,8%. Pero esto no es algo aislado, sino que se viene repitiendo en varias provincias del país como Chaco, Jujuy, Salta, San Luis y Santa Fe. Todas ellas registaron marcas extremadamente bajas, con Chaco apenas por encima del 50%.
En CABA los números muestran que, con el 99,64% de las mesas escrutadas, de los 3.088.750 electores habilitados sólo 1.641.552 participaron de la votación. Y en algunas comunas el número fue notablemente más bajo terminando por debajo de la mitad: la comuna 1 (Retiro, San Telmo, Puerto Madero y Constitución) apenas registró un 41% de participación, la comuna 8 un 45%, la comuna 3 un 46% y la comuna 4 un 48%.
Sin dudas con el correr de los días deberá analizarse mejor este fenómeno, pero en principio deja entrever una tendencia que confirma lo de las elecciones provinciales anteriores y que pone en evidencia una fuerte desconexión y desinterés de una parte importante de la población por el proceso electoral. Al mismo tiempo, plantea un límite muy fuerte al triunfalismo del Gobierno y de sus medios adictos, que buscan instalar la idea de un oficialismo fuertemente consolidado y una Ciudad de Buenos Aires que «se pintó de violeta», como dijo Milei en el acto de festejo de La Libertad Avanza.
El ausentismo récord muestra el crecimiento de un sentimiento de apatía que, en medio de un contexto marcado por un fuerte ajuste y una política económica dictada por el FMI (que desembolsó 20.000 millones de dólares para respaldar la campaña del oficialismo), es uno de los datos más significativos de la jornada electoral.