Seiscientos trabajadores de la planta de General Motors de General Alvear, ubicada en la periferia de Rosario, viven con angustia la novedad de la paralización de actividades entre este martes 25, y el 14 de abril, que la empresa atribuye a la caída de la demanda externa. En dicho establecimiento se fabrican tres versiones del SUV Chevrolet Tracker.
La devaluación de la moneda y el aumento de las tasas de interés en Brasil retrajeron 30 por ciento interanual la venta de autos hacia el país vecino y complican aun más a la industria automotriz nacional que advierte problemas de competitividad.
Mientras dure el freno en la producción, los empleados afectados cobrarán el 75 por ciento del salario bruto.
Según datos de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), las exportaciones hacia Brasil cayeron 32 por ciento en lo que va del año, comparado con igual período de 2024. Si bien la compañía estadounidense tiene confirmado el restyling de la Tracker para los próximos meses, se acrecientan las dudas en el sector por el retroceso del comercio con el mercado brasileño.
«No estamos tranquilos, porque esto no es bueno. Con la devaluación de Brasil, les conviene producir allá. Los trabajadores saben que la situación no mejora y que no es un buen síntoma», advirtió Sergio Gazzera, referente del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), a medios locales.
El año pasado, la firma realizó varias paradas en esta misma planta e implementó planes de retiros voluntarios a partir de los que desvinculó a cerca de 500 trabajadores. Desde ese momento, la fábrica dejó de producir el modelo Cruze.