viernes, 7 febrero, 2025
InicioPolíticaCrimen de Paloma y Josué: policías en la mira, vidas jóvenes que...

Crimen de Paloma y Josué: policías en la mira, vidas jóvenes que parecen no valer nada

Ambos jóvenes de Florencio Varela, al sur del Conurbano Bonaerense, vivían una profunda amistad, reconocida por el barrio, amigos y familias. Era conocido también el viaje de su casa hasta el gimnasio que compartían juntos. Ellos conocían muy bien el barrio donde vivían, de casas precarias, escasas calles asfaltadas y luminaria, pastizales de metro y medio y situaciones de extrema pobreza y vulnerabilidad que, como a toda juventud que comienza a salir a la vida, le toca atravesar.

Sobre el crimen de Josué y Paloma, según apuntan las familias, vecinos y los propios abogados, hay varias hipótesis, pero desde los primeros días de febrero la que cobra fuerza es que los chicos estaban “en el momento y lugar equivocado” y vieron algo “que no tenían que ver”. Quizá una escena de narcomenudeo, señala la familia de Josué. Como bien es sabido y apunta Carlos Diéguez, abogado y portavoz de los padres del adolescente, el lugar donde aparecieron los chicos queda a 150 metros de la Comisaría 4ta de Bosques, que se caracteriza por dejar zonas donde se apadrina a las mafias, encubrir pruebas y desplazar a sus propios comisarios para salvaguardar los negocios ilegales que se desarrollan en la zona.

Es la misma comisaría en la que, cuando los padres de Paloma fueron a exigir su inmediata búsqueda luego de la desaparición, les dijeron que su hija estaría en alguna “ aventura juvenil” cuando, en realidad, sus hijos ya estaban muertos. Misma comisaría que, mientras rastrillaba una zona cercana a donde aparecieron los cuerpos, no se preguntaban por qué se estaban prendiendo fuego pastizales a tan escasos metros de donde los jóvenes podrían haber sido asesinados. ¿No se lo preguntaban o fueron partícipes y/o cómplices de la quema?

Movilización de vecinos a las afueras de la comisaría. Recibidos por decenas de efectivos.

Los vecinos conocen a “La 4ta de Bosques”, implicada en encubrimientos y complicidades, una norma en las comisarías del conurbano y de Varela. La comisaría 1° es conocida por el asesinato de Andrea Viera como caso paradigmático de la violencia policial, la 3° por la brutal golpiza y asesinato de un joven trabajador de la zona, Mario Germán Laura, así podríamos seguir con ejemplos en cada comisaria del conurbano.

Hace tres años, luego de que una disputa narco terminara con la vida de un joven de 18 años, la Comisaría 4° fue señalada por controlar el narcomenudeo de la zona. El ministro de Seguridad provincial de entonces, Sergio Berni, a cargo de la Maldita Bonaerense, intervino la seccional y desplazó al comisario, poniendo en su lugar a Sergio Argañaraz. Pero éste sólo duró un año y medio. Fue detenido por encubrir otra serie de crímenes contra los vecinos del barrio.

El motivo por el que desplazaron al comisario Argañaraz, puesto por Sergio Berni, fue el conmocionante hallazgo del cadáver calcinado de Lautaro Morello, de 18 años, y la desaparición (que continúa hasta hoy) de su amigo Lucas Escalante. La investigación reveló que el comisario habría encubierto el crimen y obstaculizado la búsqueda de los jóvenes. Algo similar, que bajo otros apellidos en la cúpula, se puede estar dando en este momento con el asesinato de Paloma y Josué.

Otra pregunta se hacen los vecinos del barrio: ¿cómo es posible que no hayan encontrado a los adolescentes antes, si es una zona que la Policía ya había rastrillado? Dentro de esta hipótesis, algunas versiones dicen que los cuerpos fueron “plantados” en el lugar donde aparecieron días después. ¿Cuántos de estos crímenes y encubrimientos pueden darse sin la complicidad de la maldita Policía?

En las calles de Florencio Varela, luego de la masiva marcha de vecinos exigiendo justicia y esclarecimiento, dejaron en claro el reclamo de que “el crimen de Paloma y Josué no quede impune”. Frente a esta movilización, los vecinos fueron recibidos por una hilera de Infantería de la Policía Bonaerense que custodiaba la comisaría mientras cortaban la Ruta 2. Entre los testimonios recogidos en el lugar, varios jóvenes coincidían: “¿Sabes cuántas veces cambió el jefe de calle, comisario y la cana? Si acá son todos corruptos”. Estas denuncias están atravesadas por la situación de vulnerabilidad que vive la juventud y vecinos en barrios humildes y trabajadores, donde cualquier perspectiva de futuro está atravesada y amenazada por la proliferación constante de los negocios ilegales de la maldita policía, empresarios y jueces.

Derechizar la agenda para fortalecer a la Policía

Luego del crimen, el intendente de Florencio Varela se dedicó a desactivar el reclamo. Andrés Watson se reunió con vecinos prometiendo mejorar 400 metros el cableado eléctrico… y darle más patrulleros nada menos que a la señalada Comisaría Cuarta, blindando las esquinas de los barrios. Actúa en sintonía con su socio, el gobernador Axel Kicillof, que disputa con la derecha de La Libertad Avanza y el PRO a ver quién pone más patrulleros al servicio de estas comisarías o le dedica más presupuesto a las fuerzas represivas.
La derecha misógina y homolesbotransfóbica hace hipócritamente campaña contra Kicillof por haber participado de la movilización del 1° de Febrero, donde cientos de miles llenaron las calles del país y varias ciudades del mundo contra los discursos y políticas de odio, contra la violencia machista y patriarcal. Pero muy lejos están de mencionar la responsabilidad del gobernador de la Provincia de Buenos Aires de sostener a las cúpulas policiales en cada barrio y ciudad, que garantizan el narcotráfico, la trata y son artífices de hechos aberrantes contra la juventud.

Con esa lógica clasista y represiva, este martes, José Luis Espert le dijo a Jonatan Viale, en referencia a los casos de violencia que golpean al conurbano, que “a los delincuentes hay que llenarlos de agujeros y colgarlos de la plaza”. Estos dichos de la ultraderecha no pueden menos que envalentonar y garantizar plena impunidad a las policías para el gatillo fácil, los apremios y golpizas en comisarias e incluso y el asesinato y hasta la desaparición de vecinos y vecinas.

El discurso derechista pide más policías mientras es la misma Policía la que, recurrentemente, está implicada en muchos de estos crímenes, por acción directa o por encubrimiento cómplice. Y parece que en esta contradicción aparente no hay grietas en el personal político gobernante. Milei a nivel nacional, Espert y Kicillof a nivel provincial y Watson a nivel municipal, sólo se enfrascan en quien pone más patrulleros o garantiza impunidad a los efectivos policiales, mientras la población padece la cada vez mayor crisis económica y social, principal generadora de todo tipo de violencias y crímenes en los barrios populares.

Más Noticias