jueves, 30 enero, 2025
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«Cónclave»: una intriga vaticana que termina haciendo agua

Cónclave: en el ámbito religioso, reunión de los cardenales de la Iglesia Católica para elegir un nuevo Papa. Esta reunión tiene carácter confidencial y se realiza bajo la invocación del Espíritu Santo.

Robert Harris, autor de best-sellers sobre figuras históricas y vicios del poder, escribió en 2016 la novela “Cónclave”, donde imagina la lucha interna entre cardenales aperturistas y conservadores, y la humana ambición de llegar al cargo de Sumo Pontífice. “Cada uno de nosotros ya tiene elegido el nombre que llevará si lo consagran”, dice uno de ellos. Se trata de una obra casi del todo atrapante, llena de intriga, suspenso y algo de mala leche.

La llevaron al cine Edward Berger, que viene de ganar el Oscar por una versión libre de “Sin novedad en el frente”, y el guionista Peter Straughan, que casi lo gana por su adaptación de la novela “El topo”, de John Le Carré.

Con ellos participaron multitud de productores, las diseñadoras de producción Suzie Davis (“Mr. Turner”) y Roberta Federico, el director de fotografía Stéphane Fontaine, el compositor Volker Bertelman, mano derecha de Berger en anteriores películas, la vestuarista Lisy Christl, que para este film imitó las vestiduras cardenalicias más rojas y lujosas del Siglo XVII, y un elenco precioso encabezado por Ralph Fiennes (el cardenal camelengo, es decir, quien sucede interinamente al Papa y organiza y controla el orden del cónclave), Stanley Tucci (el falso humilde), John Lightow (el intrigante), Lucian Msamati (el africano), Sergio Castellito (el duro preconciliar), Isabella Rossellini (la hermana superiora), y Carlos Diehz (al fin una película de Hollywood donde un mexicano hace de bueno y no de narco).

Como no se puede filmar en la Capilla Sixtina, se restauró la copia tamaño casi natural que hay en Cinecittá. Allí también se levantó una versión sombría de la Residencia Santa Marta, donde van a comer y descansar los notables. Unos rincones del Palazzo dei Congressi sirvieron para completar escenarios. Con todo esto, en pantalla se reúnen ambientes, ropajes y alfombras de mucha pompa, conspiraciones, secretos y serruchadas de variado alcance, cambios de opinión y de frente que mantienen alerta la expectativa del público, muy buenos intérpretes y una historia que hasta último minuto no se sabe cómo va a terminar, porque cuando menos se piensa aparece un tapado que da vuelta el juego.

Hay que ver cómo. Todo eso es la parte buena. ¿Qué puede salir mal? Pues, justo la parte final, especialmente el último secreto que sale a luz, que suena a ridículo e innecesario, por más progresista y “políticamente correcto” que haya querido ser, y en cambio parece más bien un incordio emparentado con la famosa leyenda de la papisa Juana.

Del resto, pueden pasarse por alto unos descuidos menores (la cantidad de votantes en cada instancia, la ubicación del decano en la sala, el lugar donde se hace la oración previa al cónclave) o el olvido de los tres Papas africanos que hubo en viejos tiempos (Víctor, Melquíades y Gelasio). Más raro es que en esta película ningún prelado vaya a misa, ni diga la menor frase en latín ni refiera, aunque sea de pasada, un versículo bíblico, una encíclica, un estudio teológico, y que todos acepten como candidato a la Silla de San Pedro a un cardenal que no presenta el menor texto de su autoría, ni siquiera el borrador de un sermón, del que no se sabe prácticamente nada y encima se peina como la mona.

Para más, se trata de un supuesto cardenal “in pectore”. Se llama así a quien el Pontífice ya tiene designado, pero esa designación debe hacerse pública para que el elegido realmente sea considerado cardenal. Si el Papa muere antes de presentarlo, la designación queda anulada. Punto. La novela y la película le inventan un reconocimiento postmortem medio rocambolesco, y con eso empieza la debacle donde se pincha irremediablemente la historia. Una lástima.

Bueno, es lógico que un best-seller tenga esas ligerezas. Peor aún si el asesor en temas vaticanos elegido por la producción es un tal Eric Frattini, autor de libros como “¿Murió Hitler en el bunker?”, “El libro negro del Vaticano”, “Los cuervos del Vaticano” (ambos, con los informes de la CIA respecto a la política papal) y el más inocente “Los Papas y el sexo”, que se vendía en los kioskos del subte. Con todo esto, algunos entusiastas dicen “la película que la Iglesia Católica no quiere que veas”. Pero el católico bien informado, si la ve, se mata de risa.

“Cónclave” (Conclave, EEUU-Gran Bretaña, 2024); Dir.: Edward Berger; Int.: Ralph Fiennes, Stanley Tucci, John Lithgow, Sergio Castellito, Isabella Rossellini, Lucian Msamati, Carlos Diehz.

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