miércoles, 22 enero, 2025
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El Banco Central quemó USD 619 millones para sostener al dólar paralelo

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) está redoblando las maniobras para intentar controlar el precio de los dólares financieros, como el dólar MEP y el CCL. Estas acciones se han intensificado notablemente al comenzar el año, con la intención de achicar la brecha cambiaria que impacta en la economía del país. Según lo informado por el vicepresidente del BCRA, Vladimir Werning, en los primeros 16 días de enero se destinaron USD 619 millones de las reservas para estas operaciones. Este monto no es menor, ya que ññcasi duplica lo gastado en diciembre pasado (USD 325 millones) y establece un récord desde que se implementó esta estrategia en julio del año pasado. Este tipo de intervenciones no solo busca estabilizar el mercado, sino que también alimenta las ganancias de los especuladores que aprovechan el carry trade, una práctica que beneficia a unos pocos a costa de las reservas del país.

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El Banco Central está llevando adelante una maniobra que consiste en comprar bonos soberanos en dólares, como el AL30 y el GD30, utilizando sus reservas, para luego venderlos en pesos. Este movimiento busca controlar los precios de estos bonos y, con ello, achicar la brecha cambiaria. Pero esta estrategia tiene un impacto directo sobre las reservas del BCRA, que, aunque logró sumar USD 1.329 millones en el mercado oficial en el mismo período, sigue con números en rojo. Según el cálculo del FMI, las reservas netas del Banco Central muestran un déficit que supera los USD 10.000 millones de dólares.

Mientras tanto, el gobierno mantiene el llamado el «dólar blend», que les permite a los exportadores liquidar el 20% de sus ventas en el mercado del CCL (Contado con Liquidación), además de la posibilidad de hacer pagos en dólares con tarjetas de débito y códigos QR.

Frente al escenario de tensión cambiaria constante, el Gobierno apuesta a un nuevo acuerdo con el FMI para intentar recuperar reservas, lo que genera dudas sobre las exigencias que este organismo internacional podría imponer. Aunque hasta el momento desde el organismo internacional se evidencia un creciente apoyo al programa de ajuste en curso, esto no implica que no existan críticas a aspectos del mismo, como el mantenimiento del cepo cambiario.

Las raíz de las tensiones cambiarias

Las tensiones cambiarias que llevan al Banco Central a intervenir tienen su raíz en problemas estructurales de la economía nacional. La llamada “restricción externa” implica una permanente escasez de divisas que es resultado de cuestiones como la enorme extranjerización de la economía nacional, el constante y creciente endeudamiento externo y la llamada fuga de capitales, que llevan adelante los grandes empresarios locales y extranjeros.

No hay salida para esa crisis sin atacar esos problemas estructurales. Eso implica medidas como la nacionalización del sistema bancario para centralizar el control del crédito y las finanzas bajo gestión de los trabajadores, garantizando así los depósitos de los pequeños ahorristas y permitiendo evitar la fuga de capitales. O, por ejemplo, la nacionalización y el monopolio estatal del comercio exterior, con el fin de controlar el flujo de divisas, impidiendo las maniobras especulativas de las empresas privadas. Entre esas medidas tiene que estar la ruptura con el FMI y rechazar el pago de la deuda externa, un mecanismo de saqueo constante sobre la riqueza del país.

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