domingo, 12 enero, 2025
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Hernán Lacunza: «Al plan económico de Milei le pongo 10 en lo fiscal; 7 en lo monetario y 4 en lo cambiario»

El ex ministro de Economía Hernán Lacunza fue designado esta semana por el ex presidente Mauricio Macri como uno de los integrantes del equipo de trabajo del PRO que debería sentarse con representantes de La Libertad Avanza para negociar no solo una alianza electoral, sino también «defender los logros obtenidos, sino también para avanzar en una agenda profunda de cambios y transformaciones que Argentina necesita». Lacunza deslizó fuertes elogios a la política fiscal y deslizó algunas críticas a la política cambiaria. Y reclamó pensar un plan integral que no ponga el riesgo el rumbo económico a su juicio acertado, en cada elección.

— Usted siempre subraya que en economía, la macro manda y la micro acompaña. ¿Cree que Milei y su gobierno respetaron esta consigna?

— Sin estabilidad no se puede pensar en nada. Todavía hay una estabilidad incipiente, seguimos teniendo una inflación del 30% anualizado, que es muy alta pero es la décima parte de lo que teníamos hace un año. Creo que estamos en un escenario donde hay lugar a buenas discusiones de carácter micro. Pero la macro sigue mandando. Y la macro no es nada más que la estabilidad, sino que también es la tasa de interés y eso determina, a fin de cuentas, la rentabilidad de los negocios, y de eso depende la inversión, y de eso depende la generación de empleo, que es el fin último de todo programa económico.

— A su juicio cuáles son las luces y sombras de lo visto hasta ahora?

— Como todo programa económico tiene mejores y peores notas. En el plano fiscal, creo que el programa tiene un 10. No era obvio lo que se hizo, pero era imprescindible. Sin eso hoy estaríamos hablando de hiperinflación, default y corralito. Y eso es mérito de la política fiscal, que hizo un ajuste al gasto de cinco puntos del producto. El gasto en términos reales cayó 30 por ciento, y eso es 80 por ciento menos de obra pública y de transferencias a las provincias; tambén menos planes sociales; caída real del gasto en jubilaciones y en salarios del sector público; menos subsidios a las tarifas. Es decir que en esa poda están UOCRA, UPCN, los aeronáuticos, los gobernadores, los jubilados, la clase media, los piqueteros. Quiero decir, no era no era obvio que iba a salir bien, por eso digo que se sacaron un 10 en el frente fiscal. Y eso es lo que permite tener la inflación en dos o dos y medio mensual y la brecha en 10%. Sin eso no habría nada.

El ex ministro de Economía Hernán Lacunza. Foto: Mariana Nedelcu

— ¿Le llama la atención que logró avanzar con tamaño ajuste sin que la calle se prendiera fuego y manteniendo un alto nivel de aprobación?. ¿Por qué cree que lo logró?

— Contra el precepto de carácter político, que aconseja no dar todas las batallas al mismo tiempo, se dieron todas las batallas, con mucha audacia y valentía, y con acompañamiento de la sociedad. El Gobierno vio muy bien el favor popular inicial del 56% en la segunda vuelta. La gente reclamaba ese cambio y Milei lo interpretó bien. Acordate que ganó la elección con tres palabras: anticasta, motosierra y dolarización, que están asociadas a tres problemas, que eran privilegios, exceso de impuestos y gasto y la inflación. Pero falta mucho. Como dice Milei: van 20 minutos del primer tiempo.

— Pareciera que se hizo más de lo que todo el mundo esperaba.

— Para mí, el boletín de calificaciones de este año es: un 10 en lo fiscal; un 7 en lo monetario y un 4 en lo cambiario. El promedio da 7, aprobado, pasamos de año. No repetimos, que para Argentina es mucho. En beneficio del Gobierno, recordemos que heredó una situación inicial catastrófica. Entonces no era obvio lo que sucedió. Te diría que pasó de año, y de hecho sobrecumplió la meta fiscal, cumplió la expectativa monetaria, que un poco depende de lo fiscal, pero no pudo levantar las restricciones cambiarias. No se cumplieron las metas de acumulación de reservas, y eso tuvo que ver con un atraso cambiario incipiente a mediados de año, ahora un poco más pronunciado.

— Hablemos de la materia que se llevó previa, la política cambiaria. ¿Qué problema ve ahí? ¿qué habría que hacer para aprobarla?

— Lo peor del gobierno es esta intolerancia a la disonancia, ni siquiera la crítica. Pareciera que dijeran “como tuve razón el primer año, voy a tener razón el segundo.

— ¿Usted está parado parado del lado de los que dicen que hay atraso cambiario?

— No necesariamente, pero es un tema que hay que mirar. El tipo de cambio real hoy es parecido al que dejó el Gobierno anterior y al que dejó Cristina al final de 2015 y es parecido al promedio promedio de los últimos cinco años de la convertibilidad. Cuando el gobierno te dice que no le preocupa la historia, pero dice que en la convertibilidad terminó a 700 pesos de hoy, ¿importa o no la historia? ¿De dónde sale que porque tengas equilibrio fiscal el tipo de cambio de equilibrio es $1.000 y no $1.300? Bueno, ellos lo que dicen es que no hay que mirar tanto para atrás, 5 o 10 años para atrás.

— Economía dice que estamos en medio de un cambio estructural importante, por los dólares de la energía, del gas, de la minería y que para ellos, el riesgo es que en algún momento corramos riesgo de exceso de dólares, lo que se llama “enfermedad holandesa”, y que lo más probable es que el peso se siga apreciando frente al dólar.

— Muy importante la secuencia, ¿no? Hay un cambio estructural, como dice el gobierno, que presumimos tener una oferta abundante de divisas derivadas de la energía, la minería y el campo. Pero todo eso no va a ocurrir ya mismo. Mientras tanto, ¿qué?

— El gas y el petróleo ya están generando muchos dólares. Estamos en los niveles de producción más altos en 20 años.

— Sí, se revirtió el déficit de la balanza energética, pero seguimos teniendo reserva netas negativas en el Banco Central. A mí, cuando se habla de enfermedad holandesa al mismo tiempo que tenemos reservas negativas, me da un poco de gracia. No hablemos de problemas de abundancia cuando tenemos escasez. Ojalá algún día tengamos que dirimir problemas de abundancia.

— ¿Pero entonces dónde radica el riesgo cambiario, hoy?.

— Lo veremos cuando tengamos un solo tipo de cambio. Llegado a ese punto, cuando esa oferta de divisas sea concreta y abundante, en 2030 o antes, si Dios quiere, vamos a tener un solo tipo de cambio para toda la economía, sin cepo y sin retenciones. Vamos a tener un solo tipo de cambio para el petróleo, para el petróleo y gas, para el litio, para el cobre, para la soja, para el trigo, para el textil, las automotrices, la maquinaria, los fabricantes de zapatos. Mientras los extractivos son intensivos en capital pero no en mano de obra y están ubicados en Neuquén, en la Patagonia, en la Cordillera y en la Pampa Húmeda. Ahí hay al menos dos desafíos. Los trabajadores del calzado y textiles están en el gran Buenos Aires, no se van a mudar a los alrededores de Neuquén para trabajar en Vaca Muerta. Porque no quieren, por lo menos ahora, y porque no tienen las capacidades necesarias para pasar de los zapatos a los pozos de petróleo. Entonces, en el equilibrio, en la sustentabilidad de un programa político y económico, en una mirada de largo plazo, hay que prever estas cosas. Porque si vos en 2030 tenés un problema de abundancia y de enfermedad holandesa, genial. Pero antes de 2030 hay cuatro elecciones y si en el medio el conurbano se queda sin empleo, vas a perder las elecciones. Entonces no vamos a llegar al 2030. Y lo peor que le puede pasar a Argentina es que esta nueva esperanza, con esta nueva concepción económica, que yo apoyo, se revierta. Esta cosa dogmática de equilibrio fiscal, apertura económica, sin maquinita de impresión de billetes, son tres pilares fundamentales que yo apoyo y ojalá duren para siempre. Pero todo esto no era tan obvio hace apenas un año. Pero para que este programa no se manque en el camino, tenemos que prever cuál va a ser la movilidad social, regional y sectorial, para que en el medio los perdedores se puedan subir al tren, y no nos quedemos con la mitad de la población sin empleo.

El ex ministro de Economía Hernán Lacunza. Foto: Mariana Nedelcu.

— Habló de apertura económica. Ante las quejas y temores, el Gobierno deslizó “adaptarse o desaparecer” ¿Cómo encaja esa visión oficial con lo que vos estás advirtiendo?

— El problema es que si los empresarios deciden no adaptarse y eligen desaparecer, también desaparecen los puestos de trabajo. Despreocupémonos por un momento de los dueños de las empresas, pero queda el problema social. Si esa adaptación no es rápida y ocurre con un tipo de cambio atrasado, bueno, vamos a tener problemas.

— ¿Cómo se expresaría ese problema, más allá de lo que mencionó de los puestos de trabajo y las dificultades para readaptarse de los trabajadores?

— Va a haber un problema de cuenta corriente o de balanza de pago, o sea, de déficit externo. No vamos a poder acumular reservas y entonces el esquema económico va a sufrir. No ahora, más adelante. Si eso pasa, estas buenas ideas corren el riesgo de perder apoyo en el debate público-político. En definitiva, hay que hacer consistente el programa en lo político, lo económico y lo social.

— El mercado financiero vuela y hace subir un bono 100% en tres semanas, pero la actividad rebota mucho más despacio.

— Sería muy riesgoso que el gobierno se deje contagiar o confundir con la euforia de los mercados. El arte de la política económica es sincronizar las velocidades de todos los actores de la economía.

— Volviendo al tema cambiario. ¿Usted está convencido de que hay atraso?

— No estoy convencido del atraso cambiario. Nadie sabe. Ni siquiera el Gobierno lo sabe. Y como nadie lo sabe, no te podés quedar sin banquina o red de protección en materia cambiaria.

— ¿Si usted tuviera la lapicera de Luis Caputo, que haría para construir esa red de protección, esa banquina para que el auto no se vaya de la ruta?

— Por suerte, no tengo esa lapicera. Y desde afuera es más fácil opinar. Aclarado el punto, diría que se pueden ir testeando cuáles son los verdaderos precios del dólar libre.

— ¿Cómo sería ese testeo?.

— No podemos tirarnos a la pileta sin reservas, eso está clarísimo. Repasemos. Las importaciones están prácticamente normalizadas, pero el dólar ahorro, no, hay un tope de 200 dólares por mes. Eso se puede flexibilizar para intentar ver cuál es la demanda potencial. ¿Sabemos cuánto está dispuesta a pagar la gente por ahorrar en dólares?. No. Además hay riesgos de origen externo. Que baje la soja, que devalúe más Brasil, que con Trump suba la tasa, que haya otra guerra inesperada. Son riesgos que requieren flexibilidad cambiaria, algo que no nos dan las mini devaluaciones del 2% o el 1% mensual. Y además, está el riesgo por una caída de imagen de Milei o un resultado electoral adverso. Le pasó a Macri a los pocos días de ganar las elecciones de 2017. No es cierto que yo clavo el tipo cambio y que todo lo demás se adapte. Si no, tendríamos convertibilidad. Y eso te exige una deflación dolorosa de varios años y un desempleo muy alto. Entonces hay que estar preparado para las curvas, y para cuando la imagen del gobierno caiga de 60 a 30, que siempre puede pasar, y es probable que en algún momento pase

— El Gobierno habla que le tiene un poco de temor a la demanda potencial de dólares de multinacionales que no pudieron girar utilidades o saldar deudas con sus casas matrices. Y le ponen un número en torno a los 7.000 millones de dólares.

— Se podría armar un Bono del Banco Central para esos casos y ver cuánta demanda tiene. Todo eso ayudaría a ir sincerando el mercado. No debería ser de un día para el otro, sino de manera prudencial. Yo intuyo que algo debería subir el tipo de cambio si se hace eso, al revés de lo que dice el Gobierno, que si levanta las restricciones el dólar caería a 700 pesos. En resumen, tenemos un tipo de cambio real 50% inferior al de hace un año, pero con equilibrio fiscal y con prudencia monetaria. Y gracias a ellos la inflación bajó y la brecha cambiaria se achicó notablemente. Este rédito es bien visible, bien palpable. Pero evidentemente para el Gobierno lo hecho no es suficiente, porque sino ya habrían levantado el cepo. Repito: no se si hay o no atraso cambiario. Nadie lo sabe. Pero vayamos testeando

— ¿Será que la apertura del cepo ya está subordinada a la estrategia electoral del Gobierno?.

— No lo sé, pero creo que hay una ventana ahora en el verano. De todas formas, no podemos hacer política económica siempre pensando que tenemos ya la próxima elección. Porque eso no es una política…

— Tal vez el Gobierno especula que la calma cambiaria que da el cepo le incrementa las chances de ganar, por ejemplo, en la Provincia de Buenos Aires ¿Eso le parece atendible?

— Atendible me parece todo. Entiendo la lógica. Supongamos que se abre el cepo y el dólar oficial salta de $ 1.050 a $ 1.300. La inflación del primer mes, en lugar de ser 2%, sería 6%. Pero la gente podría pensar que luego la inflación podría saltar al 12%. Entonces el activo político de origen económico, que es la calma cambiaria, más que la inflación, se vería deteriorado. Con un agravante. Cuando vos a la sociedad le decís que el mes que viene la inflación va a ser mucho mayor a lo que veníamos viendo, el apoyo popular, que hoy está robusto, bajaría. Entonces eso podría erosionar tu expectativa política y la capacidad. Pero cuánto más tarde se levante el cepo, peor va a ser. Entonces, no podemos quedarnos rehenes de esa lógica electoral todo el tiempo.

— ¿El FMI va a poner 10, 11 o 15.000 millones de dólares para ayudar a la salida del cepo?

— No lo se. Los dólares financieros no reemplazan los dólares comerciales. Pero si vos tenés un tipo de cambio que no es de equilibrio, al abrir el cepo se te pueden ir muchos millones en poco tiempo y eso es un riesgo. Insisto. Vayamos testeando de a poco el mercado cambiario. Macri abrió el cepo en 2015 con reservas negativas y cuando en 2018 tenía 40.000 millones de reservas el mercado nos pasó por arriba. Son más importantes los flujos, que siguen el tipo de cambio, y son los que mueven el mercado, que los stocks, es decir las reservas del Banco Central, que solo te sirven para ganar tiempo.

— El Gobierno optó por seguir sin presupuesto. ¿Es grave?

— Es un error. Es una fragilidad institucional. Pero no es solo responsabilidad del Gobierno, sino de todas las fuerzas políticas, que no fuimos capaces de llegar a un acuerdo para tener una ley elemental como es el presupuesto. El Gobierno mandó el proyecto y la reacción de la política fue enseguida empezar a pedir dinero: para las provincias, para la obra pública, para los municipios, para las obras sociales, para las Universidades Y eso obviamente es la vieja forma de hacer política presupuestaria. Y el Gobierno, con poca paciencia y baja tolerancia, eligió no dar la discusión. Esta es una fragilidad institucional de la cual somos todos corresponsables.

— ¿La clase política asumió que el equilibrio fiscal para Argentina debería ser algo prioritario e innegociable?

— No en todo el arco político. Recordemos que hace un año había un partido político que decía que había que poner plata en el bolsillo de la gente. Y hoy ese partido sigue gobernando la provincia de Buenos Aires y 10 provincias más.

— ¿Quiénes sí están convencidos de defender el equilibrio fiscal, además de LLA y el PRO

— Una parte del radicalismo creo que sí, otra parte creo que no. Y no tengo claro qué piensa el peronismo no kirchnerista.

— ¿El equilibrio fiscal, o más crudamente el ajuste, es un argumento para ganar votos?.

— Bueno, ese es un mérito incuestionable del Milei. Transformar el ajuste de pecado político a mérito es un gran avance. Te diría que si Milei se fuera hoy y dejara eso como legado, sería un gran progreso.

— El tema sería si la palabra equilibrio fiscal es un legado que perdurará o es algo que depende de que Milei esté en el Gobierno.

— Bueno, hoy es la voz más potente, porque es el Presidente. Pero yo creo que la sociedad comprendió. Viendo lo que pasó con el Gobierno anterior, que terminó con 200% de inflación, la gente se dio cuenta que era un verso lo de más Estado o vivir con lo nuestro, que la emisión no genera inflación. Era todo lo contrario. El hecho de que el kirchnerismo dejó más de 200% de inflación y el 50% de pobreza, creo que fue el campo fértil para que llegara la motosierra. Afortunadamente la gente entendió en 2023 lo que no entendió durante el gobierno de Macri: que la austeridad fiscal es un bien público

— Saltó la pobreza en la primera mitad del año arriba del 50% y ahora está en descenso más o menos fuerte. En ese contexto, Milei rechaza que le hablen de distribución del ingreso y con justicia social ¿Qué opiná de eso? ¿Es importante desde el poder operar sobre la distribución del ingreso o tienen que darse soluciones de mercado, como de hecho planteó Milei en la última cumbre del G-20?

— Milei dice que no le importa la distribución ni la inequidad, sino la pobreza. Y que para mejorar eso tenemos que crecer y tener los incentivos para que haya inversión y generación de empleo. En un país donde el ingreso per cápita es 60.000 dólares por año como los escandinavos, eso está perfecto. Pero en un país donde hay que hacer el tránsito de una economía cerrada, estatista y financiada por el Banco Central, a uno donde vamos al extremo opuesto, y donde la migración de los trabajadores textiles de Merlo a los petroleros de Neuquén no va a ser instantánea, hay que prestar atención a la cuestión de la pobreza y el ingreso, porque si no el proceso político se puede abortar. Hay elecciones cada dos años… El peor de los mundos sería que este programa económico fracase por fragilidades sociales. Pero hay que entender bien que la gente también se cae del sistema cuando las cuentas no cierran porque después viene la inflación y un poco más atrás la devaluación.

— La inflación va camino a dejar de ser una preocupación prioritaria en la cabeza de la gente. ¿Cuál va ser la prioridad este año?

— Los ingresos de las familias. El ingreso disponible, que es lo que le queda a la gente después de pagar los gastos fijos. Lo que le queda para ir al supermercado y al shopping. Ese ingreso, que era 100 al inicio de este Gobierno, hoy está en 86, pero en mayo estuvo en 75. Con Macri, a fin de 2017, era 140. Mire el deterioro que tuvo en 7 años.

— ¿Se podía evitar la caída del ingreso?. A MIlei se lo cuestionó por la falta de una política de ingresos.

— Era inevitable. Lo anterior era ficción.

— ¿2025 debe ser el año de la reforma tributaria y previsional?

— No van a suceder. Antes de las elecciones no van a suceder. Pero es lógico que no se haga nada. Porque el Gobierno tiene muy pocos senadores y diputados. No puede ni empezar. No puede impulsar ese tipo de reforma hasta que no haya más masa crítica.

“Más que discutir listas electorales, queremos avanzar con el Pacto de Mayo”

¿Cómo evalúa la invitación de Milei a Macri para sumar fuerzas y barrer con el kirchnerismo?

— Me pregunto si es solo para hablar de eso. O además podremos hablar de cómo empujar la reforma tributaria, la reforma laboral, la reforma previsional, la coparticipación. Se necesita más que una alianza electoral para discutir eso. Aclaro que tampoco voy a ir a esa mesa a decirle a Luis Caputo lo que yo creo que habría que hacer. No es para eso la mesa. Pero tampoco es para discutir las listas, quién va primero y quién segundo.

— Está bien, pero en el Gobierno ¿para qué cree que quieren armar esa mesa.?

— No sé. Primero tendríamos que ver si se pone en marcha la conversación y una vez ahí definir qué vinimos a hacer y para qué estamos.

— En la semana, un ex asesor de Macri, Hernán Iglesias Illa, tuiteó que de los tres integrantes del llamado triángulo de hierro, solo Javier Milei tiene ganas de hablar con el PRO, mientras que Karina Milei y Santiago Caputo no parecen mostrar el mismo entusiasmo ¿Está de acuerdo con eso?

— Si La Libertad Avanza no quiere, no habrá mesa, supongo. A mí me convocan y yo quiero que la mesa se arme y sea productiva. Quiero tanto que nos vaya bien como país, que voy a ayudar en lo que pueda. Y si me defraudan, bueno, mala suerte.

— Suponiendo que se ponga en marcha la mesa, ¿cuál sería para usted una agenda posible?

— Nosotros queremos que se avance en poner en práctica ni más ni menos que lo que se firmó en el Pacto de Mayo. Hay un montón de temas. Impuestos, regímenes jubilatorios. Hay más gente que se jubila por los regímenes especiales que por el general. Ingresos brutos, acuerdos comerciales con otros países. Son muchísimos temas que el Gobierno solo no puede resolver. Te resumo: tenemos coincidencias filosóficas como el equilibrio fiscal y diferencias institucionales. Un ejemplo: para nosotros es más importante una buena Justicia que un RIGI. A la empresa le podes dar beneficios fiscales, pero a largo plazo lo que importa es la seguridad jurídica

— ¿El PRO está en peligro de desaparecer ya sea aliándose con LLA o jugando por separado?

— No. El PRO mantiene su identidad, con eventuales acuerdos o desacuerdos.

– ¿Que deberían hacer la libertad de avanza y el PRO para ganar en la Provincia de Buenos Aires? ¿Tienen que ir juntos o cada uno con listas propias?

– Es una elección legislativa, se puede ir por separado. Pero en una elección por la gobernación es difícil ganar separado.

— ¿Macri piensa en ser candidato? Este fin de semana aparecieron afiches con la leyenda «Mauricio 2025»

— No lo sé. Tampoco se si quiere

Un tema excluyente: Racing Club

Diego Milito, Martín Ferré y Hernán Lacunza. La nueva condución institucional de Racing.

— Cómo llegó a la vicepresidencia de Racing?

— Yo conozco a Diego Milito desde el año 2017. Él trabajaba en Racing y me vino a ver cuando yo era ministro de Economía de la Provincia, durante la gestión de María Eugenia Vidal. Vino para ver cómo se podía regularizar la tenencia del Predio Tita. Era un desorden muy grande, porque parte del predio lo ocupaba una empresa de transporte de camiones, que no tenía por qué estar allí. Aproveché que el registro de la propiedad dependía de Economía y ayudamos a regularizar. Incluso el intendente Ferraresi nos dio una mano, le dimos parte del predio al municipio de Avellaneda, así que ganamos todos. Y ahí nos conocimos, pegamos buena onda. Con Milito compartimos valores y se armó una relación muy positiva. Después yo me fui del Gobierno y seguimos en contacto como amigos y hace un par de años pusimos en marcha nuestro proyecto, se convocó a más gente. Uno lo conoce como futbolista y por esta relación que se armó pude conocer otras dimensiones de la persona. Diego es una persona muy inteligente y sobre todo muy honesta, bien intencionada y con mucha llegada al mundo del fútbol. Diego levanta el teléfono y lo atiende Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, que es hincha del Inter, donde Milito ganó todo. O habla con el Cholo Simeone o el dueño de Pirelli. Es una combinación interesante

— ¿No teme el fenómeno del ídolo deportivo puesto a dirigente? Hay casos como el de Pasarella que no terminó bien en River. En Boca a Riquelme se lo cuestiona mucho…

— Bueno, el contraejemplo sería Verón en Estudiantes La clave es armar un buen equipo, y ser consistentes. Ahora estamos en el mercado de pases. Y hay que negociar con prudencia. El dirigente no puede comportarse como un hincha, que quiere un gran estadio, los mejores jugadores y una cuota social baja. Nuestra misión para 2025 es saber administrar los recursos siempre escasos para tener un equipo competitivo.

– ¿Y eso cómo se hace?

— Los activos de Racing son parte en dólares y parte en pesos, los pasivos también, porque los jugadores tienen contratos en dólares. Hay que estar preparados por si se mueve el dólar.

Además, con este dólar es tentador atraer a jugadores más caros, imagino

— Justamente, para no caer en tentaciones que después no se pueden pagar, hay que hacer las cosas con prudencia y equilibrio

— ¿Cuál es su posición frente a la cuestión Sociedad Anónimas Deportivas?

— Racing no va a haber SAD, no hace falta. Y no es por una razón ideológica. Hoyo el club se puede administrar bien como sociedad civil.

— ¿Van a discutirlo en asamblea de socios?

— No estamos obligados a hacerlo, y no es nuestro proyecto

Ping pong “académico”

Hernán Lacunza respondió este breve cuestionario enfocado en Racing, club del que acaba de ser elegido vicepresidente de Diego Milito.

Un líder: Licha López.

Un partido: Racing 6 – Boca 0.

Un ídolo: Diego Milito.

Un gol: Chelo Díaz a Independiente.

Un recuerdo: el abrazo de campeón con mi papá en 2001.

Un equipo: el del Chacho Coudet campeón en 2019.

Una frustración: el penal de Galván en 2022 (éramos campeones).

Un deseo: la Copa Libertadores.

Un desafío: preservar el orden económico en el club.

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