Después de la euforia por la clasificación a las semifinales de la Copa Sudamericana, Racing no pudo pasar del empate como local ante Platense. Fue un 1-1 con sabor a poco. El tanto rápido del equipo visitante, sumado al desgaste que traía la Academia de aquel partido del jueves pasado fueron un combo complejo para los de Gustavo Costas, que durante la primera hora de partido demostraron su superioridad en el campo. Eso fue lo que les aguantó la energía.
Cuatro días después de haber disfrutado de un gol tempranero, el fútbol le mostró rápido la otra cara a Racing. Así como Agustín Almendra había marcado a los 13 segundos ante Athletico Paranaense, ahora no habían pasado 100 segundos y la Academia ya sabía que el partido ante Platense iba a ser una rampa difícil de subir. En realidad, lo sabía de antes: las últimas tres veces que se enfrentaron terminaron en sonrisas para el Calamar. Dos victorias del Marrón y un empate 0 a 0 que se festejó como un triunfo en el estadio Vicente López. Ahora ya van cuatro.
Costas decidió optar por casi el mismo equipo que había remontado el resultado en la Copa Sudamericana, con un único cambio: el colombiano Roger Martínez no pudo ingresar en el campo por una molestia en el tobillo izquierdo. Y otra vez los de Avellaneda tuvieron que ir en busca de dar vuelta el resultado. Como le había pasado ante Boca, como le ocurrió contra Paranaense.
Racing pareció saber jugar ese partido. Sin nervios, con la confianza de haberse sacado la mochila simbólica que llevaba el peso de los 27 años sin meterse en una semifinal continental, el equipo se sintió cómodo, pese a arrancar en desventaja casi desde el inicio del partido, con ese gol tempranero de Guido Mainero, cuando Platense aprovechó las dudas locales en ambos laterales.
Cinco tiros de esquina tuvo la Academia en el primer tiempo. Un síntoma de que el partido se jugó cerca del arco visitante en el inicio. La igualdad pudo haber llegado antes, pero en dos ocasiones no pudo aprovechar dos envíos cruzados que parecían tener destinos de gol. En el primero, tras una buena jugada a la salida de un tiro libre entre Agustín Almendra y Juanfer Quintero, salvó Vicente Taborda en la línea. En la otra, tras un centro de Gastón Martirena, Maravilla Martínez no la pudo empujar dentro del arco.
Lo que parecía fácil y no se dio sí lo pudo hacer Santiago Sosa veinte minutos después, con un muy buen derechazo desde afuera del área. Platense entró a jugar en Avellaneda con Mateo Pellegrino como única referencia, con Mainero, Vicente Taborda y Franco Minerva como llegadores. Con una sola referencia de área, la habitual línea de cinco académica esta vez fue de cuatro. Sosa se incorporó a la línea de mediocampistas, unos metros más adelante de su posición habitual de líbero. Así se explica su presencia en el balcón del área calamar.
El bonaerense formado en River es uno de los futbolistas clave que tiene Gustavo Costas en su plantel. De las 42 veces que Racing jugó en el año sólo faltó en tres: una por haber llegado a las cinco amarillas, y las otras dos porque el entrenador apostó por un equipo de recambio. Sosa está siempre. A veces, incluso se anota con un gol, como también había hecho ante Unión, en su partido 50° en Primera División. En su juego número 70 volvió a convertir. Incluso el número 13, el que nunca se cansa, debió salir reemplazado a cinco minutos del final.
La Academia sintió el desgaste del partido copero del jueves pasado. Durante el primer tiempo, con las piernas y la cabeza frescas, además del empuje por el resultado adverso, había logrado llevar a Platense contra su arco. En el segundo tiempo sólo lo pudo hacer en el rato final, cuando el Calamar había decidido abrazarse al punto, luego de que Mateo Pellegrino desperdiciara dos chances claras que podrían haber significado el triunfo visitante. Fue empate.