Un grupo de mujeres encargadas de «comedores populares» y «copa de leche» en los barrios más humildes de la ciudad de Córdoba acusó a los principales dirigentes del Polo Obrero de quedarse con dinero que enviaba la provincia y la municipalidad para comprar alimentos.
La trama señala directamente a Silvina Vivas, a Gabriel «el gringo» Almirón como las personas que «intermediaban» entre la ayuda social que ofrecía la provincia y la municipalidad a los centros sociales emergentes.
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«A fines de diciembre me vuelven a depositar el mismo monto de dinero y yo se lo tuve que transferir a ella (Silvina Vivas). Hasta el mes pasado nos depositaban, nunca lo dejaron de hacer. Una vez de 200 ($200.000) y otra de 72.800 pesos», describió Nélida, una de las damnificadas, en radio Máxima.
El relato continuó con otro caso en donde se repartió alimento vencido, en esa oportunidad alitas de pollo en estado de descomposición. «Nosotros sostenemos la olla a pulmón desde hace dos años. Desde el Polo Obrero, cuando salieron las denuncias que no se repartían alimentos, les agarró la desesperación y nos bajaron alimentos. Una de las veces que nos bajaron alitas llegó esta mercadería podrida«, relató una de las denunciantes.
Una dinámica de ayuda con muchos puntos oscuros
Como ya describió Perfil Córdoba, el gobierno de la provincia y la municipalidad dan ayuda económica y en algunos casos bolsones de alimentos a las organizaciones sociales. El mecanismo no termina de ser del todo transparente.
En el caso de la relación con las organizaciones como el Polo Obrero, la manera de actuar es tan simple como perversa. Llega un dirigente a las oficinas públicas reclamando ayuda para sus «comedores», estos se llaman «asambleas». El funcionario lo recibe, lo atiende y le pide documentación respaldatoria para liberar los fondos a cada «asamblea» o «comedor». La garantía son los documentos de cada responsable en los barrios. Con esos datos, se abre una cuenta en el Banco de la provincia de Córdoba y se comienza a depositar todos los meses la ayuda que habilita el ministerio. Lo mismo en el ámbito local. Directamente, a las personas que deben comprar los alimentos, pero ese dinero nunca llega a la mesa de quien lo necesita.
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«Cuando hicimos una asamblea en noviembre, Silvina (Vivas) me llamó y me pidió mi ‘Cidi’ porque me dijeron que desde gobierno nos iban a depositar dinero. No recuerdo el monto, pero cuando se depositó me llaman y Silvina me pide que se lo deposite en su cuenta personal. Había que transferirlo a la cuenta de la Silvina o del Gringo», relató Nélida.
Ese dinero era para la compra de alimentos, fue a la cuenta del dirigente. «Los argumentos son varios, y las personas se lo depositan sin dudarlo porque les dicen que es para ayudar a otros comedores, que si se quejan le pueden quitar todo», reconocieron de las oficinas provinciales.
«Siempre sacamos de nuestro bolsillo para comprar la comida para las ollas populares. Todo lo que nosotras compramos siempre salió de nuestro bolsillo. Los dirigentes se cagaron en el hambre de los compañeros«, reconocieron en el programa El Despertador.
Otro caso similar ocurre con la Tarjeta Activa de la municipalidad de Córdoba. Susana y Rosa comentaron que «las chicas tenían la tarjeta activa, que desde el mismo día que la recibieron el polo obrero se las retuvo. Las chicas tienen que ir a los supermercados, firmar la compra y los dirigentes se quedan comprando».
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Hasta es reconocido por muchas personas que los productos que se entregan en las cajas sociales o que se compran en los supermercados, especialmente leche en polvo, termina siendo comercializado en las ferias de los barrios.
Pagar para pertenecer
Las responsables de los comedores reconocieron que les hacen descuentos mensuales en las ayudas que reciben desde Nación y hasta el mismo Polo Obrero le pide sumas para las «campañas del partido». «Nosotros cobramos un plan que en un tiempo era el potenciar trabajo. Son 78 mil pesos actualmente, pero somos obligadas a ir a las luchas. De esos 78 mil le pagamos 2% al Polo Obrero, en mi caso otro 2% al Partido Obrero y en junio me pidieron 10 mil pesos más para la campaña financiera del partido. Y en las asambleas le pedían otros 500 pesos más a cada uno», sostuvo la dirigente barrial.