Si bien es reina consorte de los Países Bajos, Máxima Zorreguieta se caracteriza por ser una de las integrantes de la realeza que con frecuencia rompe los protocolos. Así como se tiró en paracaídas, cocinó y bailó en las calles de Aruba, ahora sorprendió a todos al unirse a un juego de bingo en plena jornada de actividades. La monarca fue la encargada de sacar los números e incluso le trajo suerte a la ganadora del día.
Zorreguieta es, sin duda, una de las monarcas más destacadas de la actualidad. Su simpatía, naturalidad y buen gusto a la hora de vestirse le valieron el cariño de muchos. Además de ser la reina de la moda circular, muchos la admiran por mostrarse muy cercana a la gente y salirse del protocolo. Incluso durante su reciente gira a los Estados Unidos, se animó a ser operadora de sonido en un estudio de grabación y también subió al escenario a bailar junto a su marido.
Ahora, la reina volvió a sorprender en plena actividad. Esta semana le tocó hacer una visita a Zevenbergschen Hoek, un pueblo de 1600 habitantes ubicado en la provincia de Brabante Septentrional. Máxima recorrió el lugar, conversó con los habitantes de la zona, visitó un parque infantil, y jugó con los niños al aire libre. Además, estuvo en un centro comunitario donde mantuvo reuniones y hasta disputó una partida de bingo junto a un grupo de adultos mayores.
En una historia de Instagram que compartió la cuenta oficial de la casa Orange, se pudo ver cómo se organizó el espacio para disputar un juego de bingo. La reina fue la encargada de cantar los números. En lugar del clásico bolillero, esta vez la partida se realizó con un sistema digital. Zorreguieta presionó el panel y cantó el número “13″. Justo en ese momento, una de las mujeres gritó “¡bingo!”, y todo el grupo, incluida la reina, la aplaudió con alegría.
A sabiendas de que tenía un día muy activo, con algunas actividades al aire libre, la madre de las princesas Amalia, Alexia y Ariane, optó por llevar un outfit cómodo y sencillo pero elegante. Lució un top de manga corta en color rosa, con un palazzo tiro alto en color blanco. Pero, sin duda, la pieza central fue el espectacular collar con flores hecho con pedrería en tonos rosa y celeste. Incluso hasta llevó unos aros haciendo juego. Para que las joyas sean las protagonistas, se recogió el cabello en un rodete hacia atrás.
Sin duda, en esta actividad, la reina nacida en la Argentina dejó entrever su costado más relajado. Se alejó de todos los protocolos y optó por tener un contacto directo con las personas del lugar. Incluso se sacó selfies con los niños y hasta firmó autógrafos. Pero no solo dejó su firma en pedazos de papel, sino en algo “poco convencional”.
En un video que publicó el perfil de Instagram @eo_blauwbloed se pudo ver el momento en el que a la reina de los Países Bajos le acercaron una zapatilla para que la firmara. Ella, lejos de ignorarlo, tomó el calzado y lo autografió. Muy probablemente el dueño no vuelva a lavarlo.
LA NACION