viernes, 27 diciembre, 2024
InicioEconomíaCon la Ley Bases aprobada, el plan Caputo gana oxígeno fiscal y...

Con la Ley Bases aprobada, el plan Caputo gana oxígeno fiscal y mayor margen de acción con el dólar

Para el Gobierno, la primera aprobación en el Congreso -Ley de Bases y el paquete fiscal- significa mucho más que una victoria política: es oxígeno justo cuando el plan económico empieza a generar dudas entre los propios seguidores.

Con un Banco Central que no puede sostener el nivel de reservas a pesar de estar atravesando el momento del año en que típicamente se goza de una holgada entrada de dólares del agro y con una situación fiscal que da claras señales de agotamiento de la «licuadora» -al punto que en junio ya se prevé un regreso del déficit primario-, el mercado está demostrando sus dudas con una baja en el volumen de depósitos en el sistema bancario y con una nueva corrida hacia el dólar.

La Ley Bases trae alivio fiscal a Luis Caputo

Es por eso que la aprobación del paquete legislativo resulta vital para el plan de Toto Caputo: puede ayudar al ingreso de dólares -en el corto plazo, por la vía del blanqueo de capitales, y a mediano plazo por las inversiones del RIGI- y también supone un alivio para las arcas del fisco.

Solamente la restitución de Ganancias representa el ingreso de fondos equivalentes al 0,4% del PBI, según la estimación de la Oficina de Presupuesto del Congreso. Y esto habilita a Caputo a  cumplir su promesa de reducir la alícuota del criticado impuesto PAIS.

En realidad, aunque el ministro no hubiese mencionado el tema, ya se había generado en el mercado la expectativa de su progresiva eliminación. El propio Javier Milei, en el debate de la ley Bases original el verano pasado, había rechazado el pedido de los gobernadores provinciales para coparticipar el impuesto PAIS con el argumento de que era un tributo que estaba destinado a desaparecer junto con el cepo, y puso como fecha límite el fin de 2024. Por otra parte, se trata de un impuesto distorsivo, muy criticado por los empresarios importadores y por el Fondo Monetario Internacional.

Pero, para un gobierno que se fijó como objetivo político primordial mostrar un superávit fiscal, el impuesto PAIS se transformó en un arma de la cual no se puede prescindir. De hecho, en algunos meses su recaudación explicó más del doble del resultado de las cuentas fiscales.

La aprobación de la ley Bases supone un punto de inflexión para el plan económico del gobierno, porque permite una mayor previsibilidad en el plano fiscal

La aprobación de la ley Bases supone un punto de inflexión para el plan económico del gobierno, porque permite una mayor previsibilidad en el plano fiscal.

Entra Ganancias, sale impuesto PAIS

Es por esa situación fiscal que la aprobación del Congreso resulta un punto de inflexión en el plan económico.

Si Ganancias estuviera vigente en los términos que propuso la ley Bases, esa dependencia del impuesto PAIS no se habría verificado. Exceptuando mayo -cuando se produjo, excepcionalmente, un alto ingreso por un efecto contable post devaluación- Ganancias tuvo una participación baja, del orden del 14%, en el total de la recaudación.

En cambio, tras la aprobación del Congreso, Ganancias volverá a representar un 20% del total, sobre una recaudación que ahora podría ser un 8% más alta. Tomando el caso del mes de abril, si hubiese estado vigente la restitución de la cuarta categoría, el impuesto a las Ganancias habría dejado una recaudación un 55% mayor a la registrada.

Hablando en plata, Ganancias habría incrementado su ingreso en casi $700.000 millones, lo cual habría más que compensado una rebaja de 10 puntos en la alícuota del impuesto PAIS, que habría disminuido en $290.000 millones.

Claro que, a diferencia de lo que ocurre con el impuesto PAIS -cuya recaudación queda íntegramente para el Tesoro-, lo que ingrese por Ganancias se debe coparticipar con las provincias, que se quedan con 58% de la caja. Aun así, Milei igual sale ganando: desde el punto de vista político, alivia tensiones con los gobernadores; y desde el punto de vista fiscal, igualmente mejora el ingreso como para apuntalar el superávit.

Un superávit más sostenible

El propio Caputo había dicho en febrero, cuando tuvo que retirar su propuesta fiscal ante el rechazo de la oposición en el Congreso, que contaba con un «plan B» para asegurar el superávit. Y eso fue cierto: se constató una racha de cinco meses consecutivos de números en azul tanto a nivel primario como financiero -es decir, cuando se incluye el gasto por el pago de intereses de la deuda-, algo que no se veía hacía más de una década.

Pero claro, se trató de un superávit logrado sobre la base de un alto costo social –en particular por la licuación inflacionaria de las jubilaciones, que en meses como febrero representó un recorte interanual de 38%- y que resulta insostenible en el tiempo. De hecho, el cambio de fórmula indexatoria ya está dando señales de una reversión en ese rubro, con jubilaciones que empezarán a ganarle a la inflación.

Fue esa situación la que llevó a que los economistas críticos calificaran al superávit como un fenómeno temporario -los más ácidos lo acusaron de «superávit trucho»-, porque estaba más basado en la licuación inflacionaria que en un ajuste estructural de la economía.

La restitución de la cuarta categoría en el impuesto a las Ganancias, factor clave para apuntalar el objetivo oficial del superávit fiscal

La restitución de la cuarta categoría en el impuesto a las Ganancias, factor clave para apuntalar el objetivo oficial del superávit fiscal

Ahora, con la aprobación del paquete fiscal, esas dudas podrán disiparse. La historia reciente demuestra que Ganancias es uno de esos impuestos que son relativamente inmunes a los momentos recesivos como el actual. A diferencia de tributos como el IVA, cuyo nivel de recaudación está directamente vinculado a la fase -expansiva o recesiva- del ciclo económico, Ganancias suele mantenerse, porque su recaudación depende del incremento nominal de los ingresos, que en una economía inflacionaria tiende a subir.

Es por eso que, históricamente, su recaudación ha fluctuado alrededor del 20% de la «torta» tributaria, con algunos años -en la última etapa de la gestión de Cristina Kirchner– en que incrementó su participación por encima del 23%.

Cambio de expectativas

Pero el plano fiscal no es el único que se ve impactado por la aprobación del Congreso. También puede haber consecuencias en el tema que actualmente causa más escozor: la volatilidad cambiaria de las últimas semanas y las dudas respecto de la viabilidad para levantar el cepo.

Para empezar, la aprobación del blanqueo implica una mejora en la perspectiva de un refuerzo para las reservas del Central, que actualmente depende exclusivamente de que se mantenga un holgado superávit en la balanza comercial. Hasta ahora, ese saldo se está constatando, con cifras por encima de u$s2.000 millones todos los meses.

Pero, al igual que lo que ocurre en el plano fiscal, empiezan a surgir dudas sobre la sostenibilidad de ese superávit. Ocurre que, por una cuestión estacional, están disminuyendo las exportaciones de energía, al tiempo que aumentan las compras de gas licuado. Pero, sobre todo, el superávit se está logrando sobre la base de un desplome de las importaciones -hoy son un 32,8% respecto del año pasado-.

De manera que el blanqueo, aun cuando pueda demorar su implementación, mejorará la expectativa del mercado sobre el nivel de reservas. Y lo mismo vale para el esquema RIGI que alienta las inversiones para proyectos superiores a u$s200 millones, que ya tuvo las primeras propuestas.

Tras la ley Bases, mejora la percepción del mercado respecto de las posibilidades de Milei para un desarme gradual del cepo cambiario

Tras la ley Bases, mejora la percepción del mercado respecto de las posibilidades de Milei para un desarme gradual del cepo cambiario

Pero, sobre todo, la aprobación del paquete fiscal implica que Caputo tendrá mayor margen para comprar los dólares con los que saldar un desafiante calendario de pago de obligaciones -sólo en julio se debe cancelar u$s640 millones al FMI, y u$s430 millones con organismos internacionales, u$s966 millones por Bonares, u$s1.586 por bonos Globales-.

Con la lupa en el cepo

Además, el hecho de que disminuya la dependencia del impuesto PAIS supone también una mejora en las expectativas de que el gobierno pueda desarmar paulatinamente el cepo cambiario.

En los últimos días, hubo economistas influyentes, como Domingo Cavallo, que sugirieron un salto devaluatorio del 10% en simultáneo con recorte de 10 puntos en la alícuota del impuesto y, al mismo tiempo, eliminar el «dólar blend» que les permite a los exportadores liquidar el 20% de su venta en el mercado «contado con liqui».

De esa manera, argumentan, se podrá mejorar la competitividad de la economía sin que exista el riesgo de un contagio a precios -por la baja del impuesto PAIS- y, además, se mejoraría la capacidad de compra del BCRA -porque ya no resignaría ese 20% de los dólares de la exportación que hoy quedan fuera del país-.

El gobierno insiste en que no atenderá esos consejos, pero en el mercado se interpreta que esa negativa es más una demostración de debilidad que de fortaleza. Ahora, en cambio, con una situación fiscal más holgada, Milei y Caputo recuperan margen de maniobra como para contraponer a la volatilidad del dólar paralelo.

Más Noticias