Hollywood parece haber descubierto que el mundo de la moda, centrándose en las figuras de grandes diseñadores icónicos, ofrece muchísima tela para cortar. La última perla bordada en ese collar de biopics es la miniserie “Becoming Karl Lagerfeld”, donde Daniel Brühl -que se parece poco al diseñador alemán- encarna de manera convincente uno de los íconos más distintivos de la moda.
Como el título sugiere, “Becoming Karl Lagerfeld” (producción de Disney+ que todavía no está disponible en Argentina) es la historia de los primeros pasos de Karl Lagerfeld en la moda, y sus seis episodios abarcan exclusivamente la época anterior a que se convirtiera en el diseñador jefe de Chanel: comienza en 1972, en París, cuando trabaja como diseñador independiente, antes de ser tenido en cuenta por Fendi y Chloé. Y mientras navega por el “nido de víboras” de la industria de la moda, nace su amarga rivalidad con Yves Saint Laurent (Arnaud Valois), y un triángulo amoroso que es parte central de la trama.
Lagerfeld que todavía no había adoptado el uniforme monocromático por el que se haría más conocido. viste pañuelos de seda morados, trajes color crema y amarillos. Un perfil poco conocido. Pero Brühl captura la inconfundible arrogancia de un hombre que, mucho antes de convertirse en un ícono mundial, era una leyenda en su propia mente.
Maestro de su propia imagen, rodeado de mujeres aduladoras a las que viste de punta en blanco, Lagerfeld mantiene una perfecta compostura incluso cuando está perdidamente enamorado. Y en los pocos momentos en los que vemos como cae la máscara, y emerge su angustia más profunda, siempre es en soledad.
Como retrato es ligero, más preocupado por la estética y el artificio. Pero eso funciona a favor de Brühl que retrata a Lagerfeld como una construcción cuidadosamente seleccionada que tenía que ver con lo superficial. El modisto, un fanático del control, es descripto en su inclinación por la crueldad y la manipulación, que pasan a primer plano a medida que vemos el daño que infligió a sus seres más cercanos: la única persona que realmente no se deja impresionar es la actriz Marlene Dietrich (Sunnyi Melles), lo que pone en peligro brevemente su carrera.
Escándalos
Y no es la única ficción sobre Lagerfeld. Hay otra en manos del actor Jared Leto, quien ya interpretó a Paolo Gucci en “House of Gucci” de Ridley Scott: narra la historia verídica del asesinato de Maurizio Gucci a manos de un sicario, por encargo de su exesposa Patrizia Reggiani, una de las parejas más representativas de la década de los 70 y 80 en el mundo de la moda y la socialité italiana. Y es que el mundo de la moda, vinculado a la alta sociedad e incluso a la política, ofrece escándalos por montones.
De sacar trapitos al sol ya iba “Dior y yo”, de 2015, que contaba la relación del diseñador con un estrecho colaborador y mano derecha, al que nunca blanqueó como pareja. Pero hay más: este año también se estrenó “The New Look”, serie dramática de Apple TV+ que cuenta los pormenores de la guerra entre Christian Dior y Coco Chanel. Un conflicto atravesado por otro aún mayor: la Segunda Guerra Mundial.
La trama arranca en 1955, cuando Coco Chanel (Juliette Binoche) está a punto de lanzar su primera colección desde que cerró su boutique al comienzo de la guerra: “¡Christian Dior arruinó la alta costura francesa y volveré para salvarla!”, dice ante la prensa. Dior es expuesto por haber hecho ropa para las esposas de los nazis durante la ocupación, y entonces las imágenes vuelven a transportamos a 1943, para contar la otra historia.
Guerras
Dior trabajaba para la casa de Lucien Lelong (John Malkovich), y diseñaba vestidos de gala para los malos alemanes y sus novias. Pero le daba el dinero que gana a su hermana (Maisie Williams), activa en la resistencia. Y comparte los secretos que las esposas y amantes -a menudo francesas-, le comparten.
En la vereda opuesta, Chanel vive en el Ritz, que durante la ocupación de Paris era un cuartel general nazi. Y tiene buenos tratos con sus vecinos: Spatz (Claes Bang), el espía estrella del Tercer Reich la invita a cenar, y le presenta a Heinrich Himmler, el principal arquitecto del Holocausto, quien le asegura a Coco que quiere hacer de Berlín la capital mundial del diseño. Sus nuevos amigos la ayudarán aplicando las leyes arias a vengarse de su antiguo socio comercial judío, quien ella siente que la ha defraudado, despojándolo para dárselo a ella.
Y la relación se mantendrá por años, hasta que Chanel incluso llegará a ofrecer su conexión con Winston Churchill para entregar una oferta de paz secreta del Tercer Reich a espaldas de Hitler.
Una historia que aparece lateralmente también en la miniserie “Cristóbal Balenciaga” que puede verse en Disney Plus+ y Star+, sobre el mito del diseñador vasco que también triunfó en París. Y se repite el tema del amor homosexual sottovoce con Wladzio D’Attainville, su pareja y socio, la relación con estrellas de la talla de Audrey Hepburn (Anna-Victoire Olivier), y la rivalidad con otras figuras de la moda.
Princesas
Las pequeñas y grandes traiciones, de la alta costura a la corte, son el eje de numerosas ficciones basadas en hechos reales y con protagonistas de alcurnia, de “The Crown” (Netflix) a “Máxima” (llegará en agosto a Max) sobre la reina de Holanda. Una línea en la que se inscribe también Feud, el drama sensacionalista creado por Ryan Murphy, que en acaba de presentar segunda temporada.
La primera temporada siguió la espiral descendente de Joan Crawford y Bette Davis, mientras se empujaban mutuamente de mal en peor, difundiendo mutuamente chismes sobre la otra. Carlos de Inglaterra y Diana iban a ser los protagonistas de la segunda temporada, pero finalmente Murphy se decidió por el versus entre Truman Capote y los cisnes, como el escritor de “A Sangre Fría” apodó a las mujeres de la alta sociedad neoyorquina.
“Feud: Capote vs the Swans” (Star+), cuenta con un elenco de lujo que va desde Diane Lane hasta Demi Moore, como las “Amas de casa desesperadas” originales, mujeres finamente peinadas que sostienen copas de champagne mientras esconden sus dramas y miserias.
Basada en el exitoso libro “Capote’s Women”, de Laurence Leamer, la serie ofrece una pintura de la “alta suciedad” de Nueva York, con un Capote (Tom Hollander) menguante y convertido en el bufón de la corte, adulado pero a menudo temido por las mujeres ricas del país: Chloë Sevigny, Calista Flockhart, Naomi Watts y hasta Jessica Lange completan un elenco multiestelar que da vida a un drama escabroso y magnético.
Dorada
La serie, del dramaturgo Jon Robin Baitz, brinda un equilibrio que otros dramas del género no logran, una disputa sin héroes ni villanos, y definitivamente sin ganadores: solo que con diferentes variaciones de pérdidas. Y Hollander resuelve las complejidades de un Capote que oscila entre el carismático y reflexivo, al desagradable y egoísta, un cambio motorizado por un aumento en el consumo de vodka.
Las mujeres de las que se rodea creen encontrar consuelo en el amigo gay, un hombre en el que pueden confiar en un momento en que sus maridos las traicionan o menosprecian. Pero Capote sabe que su asiento en la mesa es circunstancial (la palabra “maricón” es pronunciada fácilmente por quienes se vuelven contra él), y se apresurará a traicionarlas convirtiendo sus secretos en la base de su último libro (el inconcluso “Plegarias atendida”). “Feud: Capote vs the Swans” muestra el lado B de esa historia, donde hay dolor no sólo por el fin de una amistad sino también por el fin de una era. Mezquindad y melancolía, descriptores a encuadran para otras de las ficciones mencionadas, en un revisionismo más carnal de una época dorada a la que se le saltó la pátina.
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