viernes, 27 diciembre, 2024
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Al evaluar la compra de un calefón o termotanque, hay que considerar las variables de eficiencia

En la política de reducción de subsidios económicos encarada por el Gobierno nacional, el sector energético es el principal foco del problema por los niveles alcanzados en los últimos veintidós años, con gastos acumulados que superan los u$s200.000 millones, de acuerdo con diferentes estimaciones.

Dentro de ese monto, el subsector gasífero representó en los últimos años cerca del 35% del total (el 65% fue para subsidios a la electricidad) y sólo en 2023 demandó erogaciones por $916.218 millones, el 0,5% del PBI, según el Monitor de Subsidios a la Energía de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC). Para tener una aproximación a la dimensión de esa suma, no está de más tener en cuenta que el debate generado en torno de la propuesta de Movilidad Jubilatoria de la oposición es por un gasto del 0,4% del producto.

Pero la necesidad oficial de recortar los subsidios hasta su supresión tiene como contrapartida un aumento en las tarifas que obliga a las familias a prestar más atención en el uso del gas para tres funciones esenciales, como con el Agua Caliente Sanitaria (ACS), considerado el segundo gasto energético después del aire acondicionado), la cocción de alimentos y la calefacción de los ambientes de la vivienda.

«La combustión en sí es poco eficiente», advirtió Guillermo Pedroncini, gerente técnico de Siderurgia, Transporte y Dispositivos de Combustión del Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM), en referencia al desperdicio del fluido en los diferentes procesos.

Al respecto, señaló en diálogo con iProfesional que «en un vehículo con 20 litros de nafta, sólo el 33% se consume en mover el auto y el 67% restante se va por el radiador y el caño de escape, algo que pasa también en un calefactor de tiro balanceado con el calor que generado por la llama que se expulsa al exterior de la vivienda».

Eso no implica que los calefactores de tiro natural (sin sistema de ventilación adicional para evacuar los gases de la combustión) tengan un 100% de eficiencia. Si bien es mayor que en los de tiro balanceado, en tanto toda la combustión queda dentro del ambiente, «siempre hay pérdidas a través de rejillas o ventilaciones», acotó Pedroncini.

El recorte de los subsidios tiene como contrapartida un aumento en las tarifas que obliga a las familias a prestar más atención en el uso del gas 

Pero las comparaciones no son fáciles de llevar a un ahorro de una determinada suma de dinero si no se tienen en cuenta los diferentes rangos de utilización, ya que «un calefactor de 4.000 kilocalorías/h utilizado al máximo gasta más que uno de 6.000 kc/h al mínimo».

Las nuevas tarifas obligan a sacar la calculadora

De todos modos, hay modos de saber a cuánto asciende el gasto realizado en función de los metros cúbicos consumidos, con una ecuación explicada por Pedroncini: «un m3 de gas equivale a 9.300 kilocalorías; si utilizo 8 horas un calefactor con una potencia de 4.000 kc/h, completo un consumo de 32.000 kc/h» que, si se lo divide por 9.300, implica un consumo de 3,44 m3.

Los cuadros vigentes de Metrogas por m3 indican valores de $158,49 para usuarios N1 (ingresos altos), $87,36 para N2 (ingresos bajos) y $ 99,78 para N3 (ingresos medios, que para consumos excedentes pasan a pagar como un N1). De esa forma, los gastos por el uso del calefactor por 8 horas son de $545,20, $300,52 y $343,24, respectivamente.

Es por eso que, en materia de gasodomésticos, el gasto no solo de los niveles de eficiencia sino también del tiempo que se los mantenga encendidos, con una estufa en torno a las 6.000 kc/h (0,645 m3 por hora), un horno en alrededor de 9.000 (casi 1 m3/h) y un calefón al máximo en cerca de 12.000 kc/h (1,290 m3/h).

De todos modos, las kilocalorías apuntadas no son el único factor para considerar para la elección de un artefacto en desmedro de otro. Es el caso que surge a la hora de optar por un calefón o por un termotanque.

¿Calefón o termotanque?

Al respecto, Pedroncini señaló que «por servicio, es preferible el termotanque, que tiene muchas menos partes móviles que un calefón y por lo tanto en más confiable, no depende de la presión de agua y ciertamente va a dar un volumen de agua constante».

En el caso de las estufas, es difícil expresar el ahorro en términos de mayor o menor consumo, pero si se puede hablar de cifras en cuestiones de rendimiento y desperdicio

«Pero en su contra tiene el costo de conservación, que es el desperdicio a través del sistema de aislación», agregó, para indicar al respecto que, si bien los termotanques tradicionales cuentan con lana de vidrio, «la mejor opción existente en la del poliuretano», que reduce las pérdidas.

Además, los calefones tienen la ventaja de activar los quemadores solamente ante el uso del agua, manteniéndose en piloto cuando no está en uso. «Asimismo, hay calefones modernos con un sistema de pilot less, que se activa sólo cuando se abre la canilla y logra una economía mayor que los tradicionales», acotó.

Estufas: rendimientos y desperdicios del gas

En el caso de las estufas, es difícil expresar el ahorro en términos de mayor o menor consumo, ya que «una de clase A puede consumir más que una de clase C, dependiendo del nivel de potencia en la que se use el calefactor», sostuvo, aunque indicó que «sí se puede hablar de cifras en cuestiones de rendimiento y desperdicio».

En ese sentido, de acuerdo con los registros que tiene el IRAM en estufas certificadas, las de categoría A «tienen un rendimiento mayor o igual al 71%, es decir, desperdician el 29% del gas», en una escala que, a medida que se baja en la calificación, muestra un decrecimiento del rendimiento y un aumento del desperdicio.

Por ejemplo, las estufas B tienen un rendimiento que va del 67 al 71%, con un desperdicio entre el 33% y el 29%; las C muestran un rendimiento del 63 al 67% (37% a 33% de desperdicio); las D uno del 59 al 63% (desperdicio del 41% al 37%) y las E cierran la lista con un rendimiento menor al 59%, es decir un desperdicio mayor al 41 por ciento.

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