Los analistas y operadores de mercado no dudan: la nueva baja de tasas dispuesta por el Banco Central (BCRA) -segunda en apenas una semana- apunta a sostener el rebote que ya venían registrando los dólares financieros y, por esta misma vía, a mejorar la cotización efectiva final del dólar exportador.
Una muestra de ello se pudo verificar hoy por el salto mayor al 2% que registró en la jornada la cotización del dólar contado con liquidación (CCL), que escaló de $1091,9 a 1120,3 (+2,7%), para cerrar el día en su valor más alto en casi dos meses y medio, un aumento que se disparó luego del mediodía, cuando el mercado se enteró de la nueva poda a la tasa de interés.
Ese comportamiento, con el correr de las horas, contagió al dólar Bolsa o MEP que se venía manteniendo más tranquiló y tomó vuelo en la parte final de la rueda subiendo de $1040,9 a $1064,6 (+2,3%).
También colaboró para consolidar la nueva onda alcista que transita el índice Merval de la Bolsa porteña, que avanzó 3,5% en la rueda gracias a las subas de hasta 3,4% que registraron los ADR argentinos en Wall Street, en una jornada de verdes generalizados para ellos.
“La decisión de tasa del BCRA se derrama sobre el resto del mercado: aunque ya no esté regulada, tira más para abajo el rendimiento de un plazo fijo, presiona más al mercado de cauciones bursátiles, etcétera. Por caso, la tasa de caución a un día, que había arrancado la rueda a 53,5%, se hundió al 38%”, hizo notar el analista Juan José Vázquez, de Cohen Aliados Financieros. “Eso impulsó a los dólares financieros y a los precios de las acciones, sin duda”, agregó.
“Lo que sufrió un nuevo golpe con esta nueva poda son las apuestas al carry trade. El desarme de posiciones que estaban armadas apuntando a este diferencial entre la tasa en pesos y la tasa de desplazamiento del dólar oficial fue lo que financió la demanda de los dólares financieros, impactando sobre sus cotizaciones”, coincidió en evaluar el analista financiero Esteban Monte.
En el mercado sostienen que la apuesta oficial no sólo apunta a acelerar la licuación de los pasivos remunerados del BCRA, uno de los principales motores de emisión monetaria que se mantiene activo, sino que busca sostener la recuperación del dólar exportador. Este tipo de cambio, que surge de combinar liquidaciones que se cursan en un 80% por el dólar oficial y derivan el 20% restante por el CCL, avanzó 0,3% ayer, al cerrar a $919,42, según el índice que elabora la Bolsa de Cereales de Rosario.
No sólo se trata del mayor precio nominal desde que esa entidad comenzó a elaborar este indicador el pasado 8 de febrero, para aportar a la transparencia del mercado, sino que es el más elevado desde mediados de enero, cuando la carestía del CCL (que se mantenía por encima de los $1300) lo sostenía.
Para Walter Morales, titular de Wise Capital, lo que la decisión oficial, junto con el avance parlamentario que tuvo la Ley Bases (se aprobó en Diputados) y el paquete fiscal, consolida un “nuevo escenario de mercado”.
“Esto no decreta el final del mercado de las tasas en pesos: queda el pagaré bursátil, por caso”, recomienda, aunque son opciones más sofisticadas de inversión a las que muchos ahorristas comunes son reacios.
Lo que parece claro es que los reacomodamientos de mercado provocados por la decisión del BCRA tenderán a continuar en los próximos días, descuentan los operadores. “Hay una cadena de transmisión que se volvió a poner en marcha y hará que mucha gente revalúe qué hacer con sus pesos ociosos o invertidos: ¿gastarlos? ¿reinvertirlos? Y en este segundo caso, en qué, para que no pierdan contra una inflación, que, aunque cae, los sigue carcomiendo”, explicó un analista bursátil.
Para Ignacio Zorzoli, director de Finanzas del Centro de Estudios Económicos Argentina XXI, la renovada apuesta oficial por la tasa de interés negativa puede ser riesgosa. “Si la velocidad de la baja de tasas es muy alta, se corre peligro de que los saldos en pesos se vuelquen al dólar, y esa suba, a su vez, alimente la demanda de dólares, lo que dispare una dinámica inconveniente”, indica.
Zorzoli cree que la apuesta oficial responde a acelerar la licuación de los pasivos remunerados del BCRA y, a la vez, impulsar la oferta de crédito bancario para tratar de apalancar una recuperación de la economía, pero teme que puedan estar “jugando con fuego”.