jueves, 31 octubre, 2024
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Un milonguero explica por qué los franceses no pueden bailar el tango como los argentinos

Hacia mediados de la década del ’80 el tango, y muy en particular bajo su forma de danza de salón, se extendió por el planeta entero. Un motivo de mucho peso fue el estreno del espectáculo Tango Argentino en París en 1983, pero la expansión que alcanzó resultó completamente inesperada para los propios protagonistas de aquel éxito.

Viejos milongueros que habían resistido a la desaparición del género y jóvenes generaciones de bailarines argentinos comenzaron a viajar por el mundo enseñando esta danza tan singular. Fueron luego surgiendo milongas y festivales de tango en lugares tan insólitos como Estambul o Nigeria.

De esta dimensión realmente gigantesca vale la pena concentrarse en una asociación consagrada al tango desde hace cerca de treinta años: Tango de Soie, ubicada en una colina de la ciudad de Lyon, y que fue impulsada por el porteño Esteban Moreno junto con el francés Pierre Vidal-Naquet.

Tango de Soie (nota: soie significa seda en francés y Lyon fue la capital mundial de la seda durante varios siglos) nació en el primer período de expansión del baile y es una de las dos asociaciones que sobreviven hasta hoy; ciertamente, muchas otras fueron surgiendo.

Pero Tango de Soie, en muchos sentidos y no sólo por su supervivencia, tiene una entidad propia y bien definida y un color, como dice Esteban Moreno, muy porteño.

Es un mediodía en la bella ciudad de Lyon y la entrevista con Moreno, que es maestro, bailarín y coreógrafo, se prolonga durante dos horas.

El tema central es la creación de Tango de Soie, pero inevitablemente se abren otras vías en la conversación: cómo alguien de su generación -gente que ronda la cincuentena- llegó al tango y cuáles son según su punto de vista, los aspectos esenciales de esta danza que él analiza y estudia de una manera muy rigurosa y muy profunda.

Y claro, las diferencias entre los argentinos y los frances que bailan tango, que no será una rivalidad como la del fútbol, pero te tiene marcados contrastes.

Esteban Moreno y Claudia Códega, la pareja argentina que baila el tango en Lyon y también lo enseña. Foto: Guillermo MonteleoneEsteban Moreno y Claudia Códega, la pareja argentina que baila el tango en Lyon y también lo enseña. Foto: Guillermo Monteleone

Las primeras milongas

-¿Cómo te acercaste al tango?

-Sólo sabía que mis abuelos lo habían bailado y también recuerdo que cuando estaba en 5° grado canté un tango en la escuela y me había gustado. Vivía con mi familia en la zona sur y en mi casa sonaba sobre todo bossa nova y jazz.

Pero a mis 15, 16 años, además de rock nacional, que era lo que yo escuchaba, empecé a buscar tangos en las disquerías. Había poco, pero sé que compre un long-play de Carlos Gardel y otro de Julio Sosa, y también un casete de Osvaldo Pugliese.

-El tango estaba en retirada.

-Poca gente bailaba, pero ya en el Centro Cultural San Martín se había formado un grupo de alumnos y allí empecé. Un poco más tarde, yendo en colectivo por San Telmo, vi un centro cultural y gente bailando tango. Era el año 1987 y el lugar estaba repleto.

-¿Y después?

-Empecé a buscar si esto que me enseñaban estaba vivo en algún lado. Había milongas, pero muy escasas. Caigo en el club Bohemios de La Boca y descubro que allí se hacía un tango que no tenía nada que ver con lo que yo estaba aprendiendo. Y cuando más adelante empecé a acercarme a las milongas de Villa Urquiza, vi que el baile tampoco tenía nada que ver con el del club de La Boca ni con lo que después encontré en el Nueva Chicago de Mataderos. Eran maneras distintas de bailar.

Esteban Moreno y Claudia Códega, en la Asociación de Soie, dedicados al tango, en Lyon. Foto: Guillermo MonteleoneEsteban Moreno y Claudia Códega, en la Asociación de Soie, dedicados al tango, en Lyon. Foto: Guillermo Monteleone-¿Cómo era la que habías aprendido?

-Un tango parecido al bolero y muy simple: tres pasos y una pausa; se lo llamaba “tango de familia”. Hoy en día es obvio que el tango que se baila es el “tango cruzado”, mucho más elaborado y que viene desde antes, pero se enseña desde los años ‘80.

-¿Y después empezaste a viajar afuera, bailando y dando clases?

-Sí, pero siempre volvía a las milongas de Villa Urquiza porque entendí que ese era el estilo de tango que me gustaba; frecuentaba Sin Rumbo, el Akarense, Sunderland, Pinocho; ninguno de estas milongas sobrevivió y sólo quedan en la memoria.

Aunque había empezado antes con el tango, ese fue el lugar donde me crié tangueramente. Aprendía mirando mucho, siguiendo los consejos de los milongueros, compartiendo su mesa.

Una actividad, una asociación

-¿Cómo y por qué nace Tango de Soie?

-Hacia comienzos de la década del ‘90, el tango en Francia -en muchos países, pero aquí en particular- empieza a ganar popularidad y la gente que lo practica va armando asociaciones, un tipo de institución muy extendida en el país que se ocupa de organizar actividades culturales.

Cuando los franceses comienzan una actividad -que puede ser juego de bochas, degustación de café, partidas de cartas- piensan inmediatamente en crear una asociación. No hay objetivos de lucro; lo que ingresa se reinvierte. Así que para los aficionados al tango era natural formar asociaciones, como una manera más social de abordar el tango. Con el tiempo muchas fueron desapareciendo. En 1995 nace en Lyon Tango de Soie, la más antigua y con continuidad junto con Le Temps du Tango en París.

Esteban Moreno da clases de tango en Lyon y trabaja en una asociación que lo difunde. Foto: Guillermo MonteleoneEsteban Moreno da clases de tango en Lyon y trabaja en una asociación que lo difunde. Foto: Guillermo Monteleone-¿Eso fue antes de que llegaras a la ciudad?

Muy poco antes; era un puñadito de personas interesadas por el tango y en la que había un solo argentino. Hay una comunidad argentina en Lyon, pero en general no tiene ninguna relación con el tango.

Pierre Vidal-Naquet, que venía de Marsella, se instala en Lyon con una visión muy interesante sobre la cultura de una ciudad. Consideraba que no era sólo sostener una asociación para que la gente practicara el baile, sino algo que formara parte de la vida de la ciudad.

-¿Cómo llegaste vos a Lyon?

-Ya estaba trabajando en Francia; en 1993, el último año de existencia de Troittor de Buenos Aires, un cabaret muy famoso de París dedicado enteramente al tango, bailamos allí con mi compañera Claudia Códega. En 1996 la Bienal de Danza de Lyon había programado a la Compañía Tango X 2 de Miguel Zotto y Milena Plebs, y a dos orquestas de tango; entonces nos invitaron a dictar un curso.

-Algo novedoso, porque la Bienal se dedica fundamentalmente a la danza contemporánea.

-El director Guy Darmet se había preguntado: ¿cuáles son los bailes de origen popular que pueden sumarse a los trabajos profesionales que presenta la Bienal? Apostó entonces al tango, el flamenco y al naciente hip-hop. Así conocimos a la gente de Tango de Soie, que se había formado pocos meses antes con un grupito de principiantes.

-¿Y entonces te sumaste?

-Me reencontré con Pierre Vidal-Naquet, al que había conocido en Marsella, y nos propusimos algunos objetivos para Tango de Soie a corto plazo; entre ellos, tener un local propio; fuimos la primera asociación con esta característica; así pudimos ampliar mucho las actividades; es decir, contar con un lugar todos los días en todos los horarios; y sobre todo, tener una identidad.

-¿Ya vivías en Lyon?

-No, venía haciendo una vida muy nómade, cambiando permanentemente de país. En 1999 vi que Lyon era un buen lugar para quedarse y nos instalamos más establemente con Claudia.

Esteban Moreno, en plena clase de tango en Asociación de Soie, en Lyon.Esteban Moreno, en plena clase de tango en Asociación de Soie, en Lyon.

Francés, pero con color porteño

-¿Qué tipo de actividades comprende Tango de Soie?

-Cursos de baile y también de canto, milongas, peñas de música y de danzas folclóricas argentinas; también asesoramos a gente que organiza cosas relacionadas con el tango y ahora creamos una orquesta escuela. Es un lugar teñido de color porteño.

-¿Cuántos miembros tiene la Asociación?

Entre seiscientos y setecientos miembros por año. Tango de Soie fue una de las primeras asociaciones que trajeron maestros con gran conocimiento del tango, pero no sólo del baile; y algo más, muy importante: que cumplieran residencias no de un fin de semana sino de varios meses, y que desarrollaran un proyecto con la Asociación.

-En Buenos Aires el tango forma parte de la vida de la gente, aun de los que les disgusta. En Tango de Soie las personas que participan son mayoritariamente francesas, ¿cómo se conectan con el tango, no solo con el baile sino también con su música, sus letras y sus orquestas?

-El tango que se practica aquí no es el mismo que el que se baila en Inglaterra, Italia o Alemania o Turquía, lugares que conozco bien. En cada lugar se toman distintas cosas, pero veo algunos denominadores comunes: no puedo enseñar al mismo tiempo pasos, musicalidad, reconocimiento de las orquestas, ritmo de vals, tango y milonga.

En Buenos Aires esto nos viene todo junto; pero aquí, e incluso en un grupo avanzado, les pido que escuchen la música y me dicen que si prestan atención a la música no pueden hacer bien el paso. Creo que hay dos tangos.

Una imagen del espectáculo Tango Argentino, que despertó el interés por el baile del dos por cuatro en el mundo. Una imagen del espectáculo Tango Argentino, que despertó el interés por el baile del dos por cuatro en el mundo. -¿Que son cuáles?

-Uno es el de la experiencia del cuerpo: estar cerca, abrazarse, pasarla bien. Y puede ser suficiente para el que necesita sólo esto. Pero después está el otro tango: el de los pasos, el rico, el profundo.

Los extranjeros llegan en general por el primero y hay que llevarlo al otro. Cuando yo empecé a bailar no me decían “sentite cómodo” sino “poné el brazo así, poné el pie de esta manera”.

-Una manera menos orgánica, por usar una palabra que circula mucho hoy.

-Hay que llevarlos a entender que el tango no es necesariamente orgánico ni previsible ni armónico. Muchas veces lo raro es expresivo, lo tenso es expresivo. Si el tango no tuviera tensión estaría muerto. Su música es accidente tras accidente. Y en una sociedad como en la que viven los franceses, rugosa pero no accidentada, la gente prefiere bailar sobre una música predecible y dejar de lado orquestas como las de Pugliese o Troilo.

El tango no es «re-lindo»

El elenco de El elenco de «Tango Argentino», que despertaron el furor por el género en el mundo. -¿Es así inevitablemente?

-No, creo que la comunidad va apropiándose de aspectos distintivos del tango: que es imprevisible, que es improvisado, que es una toma permanente de decisiones mientras se está bailando. La responsabilidad, de nosotros los maestros, es llevarlos a que descubran las distintas orquestas y en qué contextos se baila el tango.

Sigue Moreno: “Los milongueros viejos querían “llegar” al tango por el tango mismo y no hacer del tango algo personal. Ahora veo mucho, incluso en la Argentina, que el que baila se gusta él mismo más de lo que le gusta el propio tango: verse lindo, hacerse una selfie»

Y concluye: «Antes salía a la pista una pareja de viejos milongueros para celebrar a un amigo en su cumpleaños; “te regalo este tango” le decían; y vos pensabas “se caen, se matan”. Pero querían llegar a eso que es rico y que es difícil; que es una creación colectiva, efímera y que tiene sus reglas. No se baila el tango para estar bien. El tango no es “re-lindo”; es potente, brutal, es raro, a veces es feo… y por eso es hermoso”.

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