En el cementerio El Salvador, de Rosario, familiares y compañeros de Leoncio Bermúdez (42) despidieron al policía asesinado el martes a la noche en el Hospital Provincial, cuando lo atacaron a la salida de la guardia del centro de salud. «Lo mataron como a un perro«, dijo Romina, su esposa.
Bermúdez murió después de que al menos tres delincuentes irrumpieran en el hospital para rescatar a un detenido que había ido a atenderse por un cuadro de tuberculosis. Uno de ellos, mientras escapaba, le disparó en la cabeza al subinspector y lo mató.
Los atacantes, que serían cuatro, todavía no han sido detenidos ni trascendió su identidad. La fiscal Gisela Paolicelli confirmó que secuestraron los teléfonos celulares de los agentes penitenciarios que debían custodiar a Gabriel Guillermo Lencina (29), el preso al que habrían querido liberar para determinar si hubo algún tipo de complicidad .
«Lo mataron y lo dejaron tirado. Uno de frente y por las dudas, otro más«, lamentó Romina (37), la esposa de Bermúdez (42) por los balazos que recibió su marido. «Y ahora como siempre, él va a ser uno más», siguió. Lo dijo en una carta que envió a Radio Dos de Rosario.
«No entiendo más nada. Lo mataron como a un perro y se fueron como si nada, es injusto todo. Si hubiese sido al revés, si él le hubiese disparado al chorro, primero Leo estaría preso y si no hubiese salido de la garita de trabajo hubiese tenido un sumario por incumplimiento», cuestionó.
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Al menos cuatro personas ingresaron armadas y por la fuerza con la intención de asesinar a un preso que estaba siendo atendido, pero mataron a un policía que realizaba tareas de vigilancia.
Romina y Leoncio tuvieron dos hijas: una de 12 y otra de 4 años. La mayor estaba justo en el lugar de los hechos cuando empezó la balacera. Es que después de salir de hacer deportes, fue con su papá a esperar «15 minutos», según detallaron sus tías, hasta que terminara su turno y pudieran irse porque no tenían quién la cuidara.
La viuda de Bermúdez, quien fue despedido con honores, explicó que habían acordado que su esposo la buscaría a la niña a la salida de la actividad deportiva de Jiu Jitsu, y que la llevaría al trabajo hasta que ella la pasara a buscar cuando saliera de su trabajo, alrededor de las 22.15.
«Mi nena me manda una foto con él, contenta porque conoció el lugar donde tantas horas pasa su papá», recordó la mujer en la carta.
El subinspector Leoncio Bermúdez recibió un disparo en el cráneo y fue trasladado en estado crítico al Heca de Rosario, donde murió poco después.«A las 22.30, me llama y me dice: ‘No sé qué pasó mamá, papá no volvió más‘», describió. Además dijo: «Cometí el error de ver el vídeo que está circulando en todos lados y tengo terror que lo vea mi hija porque lo que me dejó a mí al ver ese video es otra sensación más que dolor. Él era mi otra mitad, mi compañero, era excelente un padre. No vas a encontrar una persona que hable mal de él».
Fue este martes poco antes de las 22 que empezaron los disparos adentro de la guardia del hospital, cuando al menos dos personas armadas entraron a la guardia donde estaba internado Lencina por un cuadro de neumonía derivado de una tuberculosis. «¡Dónde está El Negro! ¡Dónde está El Negro!«, gritó uno de los atacantes mientras exhibía un arma y amenazaba a una médica de guardia apuntándole a la cabeza.
Cuando encontró a Lencina esposado a la camilla forcejeó con uno de los dos penitenciarios que lo custodiaban y le arrebató el arma. Al otro, le pegó un culatazo en la cabeza pero no logró liberarlo. Los investigadores presumen, por estas horas, que los delincuentes intentaban rescatar a Lencina, que cumple una pena de 22 años de prisión por homicidio en la Unidad 9 del penal de Piñero, en Santa Fe.
El último adiós al policía asesinado. Foto: JUAN JOSE GARCIA.También investigan si quisieron fusilarlo, algo con lo que se especuló durante las primeras horas del miércoles. Sin embargo, esa hipótesis fue perdiendo fuerza porque los atacantes estuvieron solos en la habitación junto a Lencina y «si hubieran querido rematarlo, tuvieron oportunidad de hacerlo».
Lencina cumple una condena de 22 años y 2 meses en la cárcel por dos homicidios y una tentativa de homicidio. Está apuntado como integrante de la banda de Hernán «Lichi» Romero, jefe de una banda narco con base en Nuevo Alberdi.
En su celda, un día después del crimen, secuestraron seis teléfonos celulares y 10 «bochas» de marihuana «lista para la venta.
Los compañeros del agente y un enorme dolor. Foto: JUAN JOSE GARCIALencina estaba internado hacía tres días en la guardia y este martes le habían dado el alta a las 12 del mediodía. Pero, por demoras que todavía están siendo investigadas por la Justicia, pasó nueve horas esperando un móvil que lo trasladara de regreso al penal de Piñero.
No está claro si los delincuentes esperaron que llegara el traslado antes de ingresar a la guardia o si recién lo hicieron después del violento ataque. Ahí había otros tres custodios que nada pudieron hacer para evitar la tragedia.
Además de matar a Bermúdez, adentro de la guardia, los atacantes dispararon varias veces. Dos de esas detonaciones hirieron a dos personas que esperaban que atendieran a sus familiares.
Abrazo simbólico en el Hospital Provincial. Foto: JUAN JOSE GARCIA De momento no está claro cómo los agresores sabían qué Lencina estaba en este centro de salud, en este sector, por lo que investigan si hubo complicidad de los custodios para filtrar la información. También puso en debate la falta de seguridad en el hospital y la precariedad con la que deben atender a presos peligrosos.
“Se busca establecer cómo se filtró la información de que estaba ahí el preso. Se investiga, naturalmente, al Servicio Penitenciario porque estaba a cargo de la custodia del detenido. Se secuestraron teléfonos. Había dos a cargo de la custodia más tres en el vehículo de traslado. A uno solo le sacaron el arma. Los delincuentes ingresaron armados. Hay que ver si usaron (para el crimen) las armas que portaban o la robada al personal penitenciario. En el lugar había vainas servidas calibre 9 milímetros”, detalló la fiscal del caso el miércoles por la tarde.
Entre el dolor y la angustia, el jefe de la Unidad Regional II de Rosario, Daniel Acosta, dijo durante el velorio de Bermúdez: “Hoy las palabras están de más, el video refleja lo sucedido. Muestra claramente la predisposición, la energía del efectivo a cumplir su deber, como lo hacen todos en cada accionar que uno ve a diario”.
Y cerró: «Bermúdez era un gran compañero. Una persona que estuvo 13 años en la fuerza y que en las imágenes que quedaron grabadas demostró el arrojo en la acción y se chocó con la muerte por un delincuente, por un cobarde que lo asesinó”.
Mientras tanto, los trabajadores del hospital siguieron de paro para protestar por la inseguridad. Además, volvieron a realizar un abrazo simbólico.
EMJ