Después de la mayor crisis de desabastecimiento en una década, el Gobierno tomó nuevas medidas para reducir los faltantes y autorizó en forma temporal la venta de gasoil de menor calidad en las principales ciudades del país. De esa manera, se apunta a contener uno de los principales focos del conflicto que agravó la escasez de naftas y generó tensión días atrás con el campo.
En paralelo a la importación de una decena de barcos con combustible, una medida que demandará más de US$ 450 millones, la secretaría de Energía habilitó el viernes pasado la comercialización de gasoil grado 2 con mayor contenido de azufre en todo el país hasta fin de año, incluida las zonas donde desde 2019 no estaba permitida su venta por ser más contaminante.
Hasta el viernes, las regiones más pobladas (más de 90.000 habitantes) podían vender gasoil grado 2 con un tope de 500 miligramos por kilo de azufre y las zonas rurales (menos de 90.000 habitantes) una variante de menor calidad, con hasta 800 mg/kg de azufre. La idea, además, era unificar los parámetros en un máximo de 350 mg/kg a partir del 1 de enero de 2024.
Sin embargo, ante las dificultades para normalizar rápidamente el faltante de gasoil y las presiones de las entidades rurales, que la semana pasada amenazaron con salir a las rutas, la resolución 896/2023 dispuso «la unificación de las zonas de alta densidad y baja densidad que permita comercializar provisoriamente, el gasoil grado DOS (2) con similar contenido máximo de azufre en todo el país«.
Según la normativa, «las circunstancias del mercado obligan a tomar medidas con carácter urgente de carácter provisorio, a efectos de garantizar el abastecimiento de gasoil en todo el territorio nacional y asimismo, permitir un período de transición para adaptar las pautas de las especificaciones futuras que deberá contemplar el expendio de gasoil».
En consecuencia, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, partidos importantes de la provincia de Buenos Aires y las principales ciudades del interior, junto con las capitales de provincia, ahora pueden vender el combustible más contaminante, que estaba restringido por sus efectos ambientales y su menor rendimiento.
La medida se adoptó después de dos semanas críticas para el gobierno, en las que se registraron filas de autos en las estaciones de servicio, problemas para destrabar la importación de combustible y tensiones con las petroleras, un conflicto que concluyó el miércoles pasado con aumentos de hasta el 9,6% por parte de YPF en nafta y gasoil, y porcentajes levemente inferiores por parte de las competidoras.
Objetivo: bajar la importación
El diésel grado 2 se destina a un mercado mayorista de camiones, tractores y maquinaria agrícola, pero al tener precios más elevados que el canal minorista, la demanda se volcó a las estaciones de servicio y agravó la escasez. Las expendedoras venden por mes 470.000 m3 de grado 2 y 255.000 m3 de grado 3, de muy bajo contenido de azufre (10 mg/kg) y más acorde a los nuevos motores.
En ese contexto, al que hay que sumar la escasez de divisas para pagar el combustible importado, fuentes del sector consideraron que «lo que están realmente buscando es obtener el producto de mayor producción local o sea grado 2 y una menor importación del producto de mayor calidad, que es el grado 3 que además requiere tener disponibles los dólares».
Según fuentes del sector, en septiembre se importaron 155.000 m3 de gasoil grado 3, el equivalente a 3 barcos y, en octubre, se habrían importado otros 3. Ahora, con la nueva medida, se espera en noviembre un ahorro porque la importación del diésel grado 2 es más barata que el grado 3 y una mayor producción a nivel local, lo que ayudaría a descomprimir la demanda de la industria y el campo.
Hoy, el parque automotor supera las 15 millones de unidades, de las cuales casi 63% son nafteras, pero el 60% del combustible que se vende es gasoil, utilizado por camiones y maquinaria agrícola. Desde 2015, los camiones que se venden en Argentina tienen que llevar motores diésel que utilizan combustible con ultra bajo contenido de azufre (grado 3), al que también migraron tractores y otras máquinas.
El diésel grado 2 se vende a $ 344 en promedio en el país y el grado 3 o premium, a $ 440. En ese marco, el cambio de planes del gobierno fue recibido con poco entusiasmo en las refinadoras privadas. «Hay que ver cuántos motores de vehículos pueden tolerar un gasoil de tan mala calidad, es una barrabasada, ese combustible es para motores viejos», advirtieron en una empresa.
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