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Cambio de ritmo, racionalidad y apertura: una radiografía de las campañas de Milei, Bullrich y Massa

El candidato de La Libertad Avanza transformó su retórica con alianzas en “la casta”; unido al kirchnerismo, el ministro de Economía aseguró que podría incluir al PRO en su Gobierno; la postulante de JxC apuntó a un equilibrio entre renovación (contra Massa) y estabilidad (contra Milei).

Gonzalo Aziz

21 de octubre 2023, 04:49hs

Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa se disputan la presidencia de la Nación.

Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa se disputan la presidencia de la Nación. (Foto: Télam)

Este domingo, la Argentina elige presidente y renueva bancas en su Congreso Nacional. Además, cierra otro capítulo de una campaña muy particular que podríamos graficar de la siguiente manera:

El recorrido de una campaña trifásica. (Gráfico: Gonzalo Aziz).

El recorrido de una campaña trifásica. (Gráfico: Gonzalo Aziz).

El cuadro pretende demostrar con mucha claridad el recorrido de una campaña trifásica. Son tres campañas en una. Una primera fase destinada a trabajar las PASO. Una segunda fase abocada a las elecciones generales de esta semana. Y una eventual tercera fase dedicada a la estrategia del balotaje.

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En este complejo escenario, es innegable que los tres candidatos más sólidos recalibraron su brújula electoral. Recorremos esa línea temporal desde las pre-PASO, pasando por las PASO y las generales, vislumbrando un posible balotaje. Tomemos por caso a Milei, quien arrancó con una retórica vehemente, cargada de expresiones que para muchos rozaban lo inapropiado. Pero la política, como el tango, tiene su pausa y su cambio de ritmo. Lo vimos en Milei con la incorporación de Guillermo Francos -hombre de extensa trayectoria política y aceitados vínculos con lo que Milei llama “la casta”- a su equipo, un guiño claro hacia la institucionalidad y el establishment.

Los candidatos Javier Milei, Victoria Villarruel y Ramiro Marra. (Foto: REUTERS/Matías Baglietto)

Los candidatos Javier Milei, Victoria Villarruel y Ramiro Marra. (Foto: REUTERS/Matías Baglietto)

Este giro puede interpretarse como un claro intento de abrazar a los sectores con los que previamente chocaba, y demostró que, incluso en la polarización, hay espacio y necesidad para la racionalidad y la construcción de puentes. La alianza con Luis Barrionuevo también dejó en claro su necesidad de fiscalización electoral y su búsqueda de arraigo en el movimiento obrero, una estrategia que podría rendir frutos o, en cambio, dejarlo en tierra de nadie.

Convocar a Guillermo Francos como eventual ministro del interior es, en definitiva, una manera de decir implícitamente que está trabajando en pos de los acuerdos, de lo racional y no de la polarización que, en definitiva, es netamente emocional.

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Por su parte, Massa demostró que las alianzas no son estáticas. Comenzó con una fuerte afinidad kirchnerista, se codeó con figuras como Máximo Kirchner y otros líderes de La Cámpora. Pero, a medida que avanzó la campaña, esa imagen comenzó a diluirse hasta mostrar una apertura hacia un supuesto acuerdo nacional y alianzas con otros sectores. Llegó a decir que en un eventual gobierno suyo habrá gente del PRO. Sin dudas, su búsqueda de una postura más conciliadora lo diferenció de otros y hoy se anima hasta proponer un “gran acuerdo nacional”.

Sergio Massa hizo su cierre de campaña en una fábrica de Pilar. (AP Foto/Natacha Pisarenko)

Sergio Massa hizo su cierre de campaña en una fábrica de Pilar. (AP Foto/Natacha Pisarenko)

Patricia Bullrich, por otro lado, se encontró en un terreno más resbaladizo, entre Massa y Milei. La candidata de Juntos por el Cambio tuvo que sortear un camino sinuoso y enfrentó el desafío de mantener su postura nítida sin caer en los extremos. Por eso, eligió poner énfasis en la idea del “cambio racional”, lo que apunta a un equilibrio entre renovación (contra Massa) y estabilidad (contra Milei).

Eso se notó mucho en su apelación a dos conceptos: orden y racionalidad. “El cambio posible”, “el cambio real”, “el cambio factible”. Eso le permitió asociar “fin del kirchnerismo” con “estabilidad”. Bullrich bajó el índice de combatividad en su imagen electoral para salir a buscar los votos radicales y larretistas, al tiempo en que tuvo que zigzaguear para buscar seguir confrontando con Massa y Milei al mismo tiempo. Ardua tarea que , claramente, la desgastó mucho.

Bullrich corre de atrás según la mayoría de las encuestas, pero en las últimas semanas logró una remontada que podría ubicarla en un eventual balotaje. (Foto: REUTERS/Martin Cossarini)

Bullrich corre de atrás según la mayoría de las encuestas, pero en las últimas semanas logró una remontada que podría ubicarla en un eventual balotaje. (Foto: REUTERS/Martin Cossarini)

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Sin embargo, más allá de las tácticas y estrategias, el verdadero reto para Argentina está en mejorar sus índices macroeconómicos. Las cifras son contundentes: inflación descontrolada, alarmantes niveles de pobreza y una inversión privada que no alcanza para revivir un mercado laboral alicaído. Ante este panorama, la pregunta que surge es: ¿qué futuro nos deparará luego de las elecciones?

La política necesita comprender que más allá de las campañas, existe algo llamado “gestión”, que excede a la retórica y las tácticas electorales. El próximo gobierno deberá encontrar soluciones concretas a los problemas que aquejan al país.

Solo el tiempo dirá si esos eslóganes que vislumbran promesas se traducen en acciones concretas o quedan en el olvido como simples estrategias de campaña.

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