La policía de Salta capturó anoche en la ciudad de Orán a Cristian «El Gringo» Palavecino, calificado por la justicia de la provincia como «el prófugo más buscado del norte argentino» y al que vinculan con delitos como asesinatos, robos, y ajustes de cuenta.
«El Gringo», con varios pedidos de captura internacional encima, fue apresado en un mega operativo del que participaron más de 100 efectivos de áreas investigativas y operativas que irrumpieron simultáneamente en 13 viviendas de Orán, logrando la detención del buscado y el secuestro de armas de fuego y otros elementos de interés.
Horas antes, había habido una conferencia de prensa en esa misma ciudad: «El crimen organizado en Orán (280 km hacia el norte) debería ser prioridad de agenda. Se convirtió en un polirrubro: narcotráfico, sicariato, «mexicaneadas», robos con mucha violencia. Tenemos que ocuparnos con seriedad para frenar su avance. Si como Justicia no estamos a la altura, corremos el riesgo de llegar a situaciones similares como las de Rosario», dijo Pedro García Castiela, Procurador General de la Provincia de Salta.
Orán es zona «caliente» porque es la entrada de una buena parte de la cocaína que se distribuye por todo el país. Bolivia es país productor y sus organizaciones «chicas» son las dueñas del negocio del cruce de cargamentos a la Argentina. Lo hacen por Aguas Blancas, ciudad ubicada a 50 kilómetros de Orán.
Desde ese rincón del norte argentino las bandas locales se encargan de transportarla hacia el resto de las provincias. Por eso son comunes las «mexicaneadas» (robo de cargamentos entre bandas) y los crímenes por encargo.
García Castiela, además de informar que había solicitado un refuerzo de custodia tanto en su domicilio particular como en el edificio público en el que trabaja, habló de «El Gringo» Palavecino. Lo presentó como «el prófugo más buscado del norte argentino». Lo citó como ejemplo de «crimen organizado» y agregó: «Es un denominador común en varias investigaciones».
Hasta esta madrugada, Palavecino llevaba prófugo desde 2017, imputado como «partícipe necesario» en un homicidio. Antes de caer en manos de la ley,, aceptó una videollamada con Clarín para dar su testimonio.
«Si tienen pruebas contra mí, que las muestren»
De gorra verde y una tela blanca de fondo, para tapar el decorado de uno de sus escondites, acepta una videollamada con Clarín. Lo primero que aclara son sus antecedentes: uno por el robo de una bicicleta, siendo menor de edad, y una condena de 4 años por un robo en poblado y en banda con lesiones. Sus víctimas fueron prestamistas colombianos. Los asaltaron con trinchetas.
«El Procurador debería tenerle miedo a la Policía y a la gente que lo rodea. No sé quién es él. No lo conocía antes de que me dijeran que me había nombrado. Me involucran en sicariatos y robos sin pruebas. Soy el culpable de todo lo que pasa en Orán», dice, mientras masca coca.
Según asegura, al salir de la cárcel siguió los pasos de muchos ex ladrones de Orán: llegó a la zona de Aguas Blancas, ciudad fronteriza con Bolivia, y se convirtió en bagayero. Cruzaba ropa, neumáticos, alimentos y lo que le encargaran de un país al otro. «Gracias a ese trabajo me pude comprar un terreno, mi moto, abrir mi local y poner un comedor en el que hasta el día de hoy comen 130 niños. A la Policía le empezó a dar bronca mi progreso. Y si tienen pruebas contra mí, que las muestren», cuenta. Su mujer lo acompañó en el proceso. Dice haberle enseñado la actividad. Ella sigue en el rubro. Lo mantiene con esos ingresos.
Palavecino empezó como bagayero y ahora lo acusan de robos, crímenes y ajustes de cuentas en Orán.«El Gringo» comenzó a ser «nombrado» a partir de su vinculación con Ricardo «El Coya» Rojas. En 2017 «El Coya» se encontraba preso por una causa de narcotráfico. Desde su lugar de detención, según la Justicia, organizó el crimen de Raúl Martínez y el ataque a tiros de Adrián Gerónimo (recibió seis disparos). Por el homicidio y la tentativa fue condenado a prisión perpetua.
Palavecino habría tenido una participación en el crimen de Martínez. Por el homicidio fue condenado un sicario tucumano. «Ese día estuve en el hospital. Nació una de mis hijas», comenta el prófugo. Y sigue: «intenté acercarme y presentarme por intermedio de mi abogado. Pero sentí que me iban a condenar a perpetua sin pruebas«. Los medios locales los bautizaron «La banda de los sicarios».
«El Gringo» dice que no tiene problemas en admitir que conoció a Rojas en la frontera, en sus épocas como bagayero. Pero niega el vínculo que le acusan.
Luego lo involucran en el crimen de Alejandro Avandillo (de mayo pasado) y en el robo a la frutihortícola Abra del Sol, de la que se habrían llevado 60 millones de pesos, en diciembre de 2022. Durante la investigación fue detenido su hijo de 17 años, pero fue liberado a las semanas. Otro imputado de la causa es José Dimas Ruíz, candidato a intendente de Orán. Lo acusan de ser el entregador. Clarín solicitó entrevistas con el ministro de Seguridad de Salta y el procurador General para conocer las pruebas contra Palavecino. Pero no obtuvo respuestas.
–¿Cómo es vivir prófugo?
–Es muy difícil, porque estoy lejos de todo. A veces no puedo ni dormir. No puedo salir tranquilo; me la paso pensando que me siguen, que me pueden encontrar. Tengo miedo de que me maten. No estoy preparado para morirme ni estar preso mucho tiempo. Tampoco encuentro garantías para entregarme. La misma Policía que me busca me torturó varias veces antes de estar prófugo. Los denuncié. Ellos se han acercado a mi entorno para convencerlos de que me entreguen. Cada tres o cuatro meses allanan la casa de mi mujer. Entran con fusiles. Nos han robado ropa y nos secuestraron un auto que no pudimos recuperar.
Cristian «El Gringo» Palavecino, en una foto del medio local Fuera de la LeyPablo Cardozo es el abogado de Palavecino. Opina que la justicia hizo una construcción de un «bandido», al estilo rural, en base a informes policiales tomados por fiscalías. Palavecino, a partir de esas acusaciones, según su visión, «tiene un nombre en el delito».
«Como la Policía no lo puede detener, cualquier delito grave que ocurra en la ciudad, es él», dice. Y continúa: «Mi cliente quiere hablar con la Justicia. Pero mis pedidos de presentarse para aclarar las cosas no fueron atendidos. ‘El Gringo’ le está sirviendo al sistema judicial y al Ministerio Público para encubrir todas las falencias que tiene en la investigación de los delitos del norte. Es el comodín. Es fácil resolver casos así y no darle la oportunidad de que pueda presentar las pruebas».
A fines de enero pasado Palavecino se grabó en un video que difundió por redes sociales. «Tengo pruebas de los que realmente fueron (por los autores del robo a la frutihortícola). Mancharon a un niño que estudia y ayuda a su madre», se quejó. Aseguró que una persona allegada a la empresa había sido el entregador. Se refería a José Ruíz, el candidato a intendente, que era contador de la firma.
Antes de cortar, Palavecino habla de videos. Dice que se los dejó Darío Monge. Monge fue asesinado de cinco tiros en septiembre de 2022. Era empresario y asesor político. Tres meses antes de su muerte, visitó a un reconocido sicario de la ciudad en la cárcel de Orán: Alejandro «Cabeza» Díaz. Monge se presentó diciendo ser abogado y asesor del Ministerio de Seguridad de la Provincia. Dijo trabajar para el secretario del área, Benjamín Cruz.
Cristian «El Gringo» Palavecino está imputado por un homicidio ocurrido en 2017 y vive en la clandestinidad.«Son cosas delicadas que ensucian a la política local. Los puedo desenmascarar. Si me matan, hay gente que se va a encargar de difundirlos», dice antes de despedirse, desde algún punto del país. O del extranjero.
MG