Danila usaba redes sociales. Se tomaba selfies, etiquetaba a sus amigas. Nada raro en una adolescente. Vivió sólo ocho días con 18 años y murió en medio de un tiroteo en su barrio, Santo Domingo, de Sarandí, partido de Avellaneda. A Danila Tiara Ojeda la mataron.
Fue este lunes alrededor de las 4 de la mañana. La adolescente, que todavía iba al colegio y que era fanática de Racing, estaba a pocos metros de la puerta de su casa junto a sus amigos.
«Estaba todo el barrio, no es que ella sola estaba ahí de chusma. Toda la noche estuvieron generando problemas y el barrio salió a la calle para que se fueran a su casa y no salieran más», le cuenta a Clarín una vecina..
Danila estaba con sus amigas en una esquina del pasiillo que da a su casa. Iba a la escuela y participaba del «Programa Envión», en el Centro de Integración Comunitaria (CIC) de Avellaneda, donde hacía cursos de capacitación laboral.
Y supo, sin tener por qué, que en el barrio Santo Domingo, justo frente a Villa Sapito, había «un conflicto» entre dos familias. Idas y venidas. Gritos y llamadas al 911 que no sirvieron de nada. Uno de los disparos que, de momento, se presume que realizó Ariel Gonzalo «Facha» Mareco (29) en medio de una disputa con otra familia, la mató.
Mareco estaba atrincherado. Fuentes de la investigación confirmaron a Clarín que «no está claro» el origen del conflicto pero que duró toda la madrugada del lunes 18 de septiembre. Entre las 18 del domigo y las 6 del lunes el barrio vivió un calvario.
Danila había cumplido 18 años ocho días antes de que la mataran de un balazo en la esquina de su casa.«Hubo idas y vueltas de esta persona con una familia rival. No está claro por qué, todavía está en etapa de investigación. Los vecinos estaban en la calle y muy enojados porque habrían llamado varias a veces a la Policía denunciando estas amenazas», confiaron a Clarín.
En redes sociales se viralizaron imágenes de un joven revoleando un arma en la mitad de la calle. Después de los llamados de los vecinos y del reclamo para que terminara con las amenazas, se encerró en una vivienda de Gibraltar al 2100. Había unas 100 personas en la vereda.
Según el relato de los vecinos y los primeros indicios de la investigación, desde adentro de esa casa alguien disparó. Uno de esos tiros impactó contra Danila y la hirió en la ingle. La trasladaron de urgencia al Hospital Perón y murió cerca de las 13 cuando intentaban operarla.
«La Policía recién apareció después de que mataran a Danila, antes no dieron bolilla»; se quejaron los vecinos de Santo Domingo.
El crimen de Danila Ojeda: la joven que ansiaba cumplir 18 para poder empezar a salir a bailar
Danila tenía seis hermanos. La conocían como «Nonita» y a su hermano de 16, Ayrton, lo llaman «Nono». La joven compartía su cuarto con Dalila, su otra hermana de 20 años. «Andaban juntas para todos lados», recuerdan en el barrio.
La joven, dicen, nunca fue a bailar. «No sabés todo lo que esperó cumplir 18 años porque su hermana le había prometido que la iba a llevar a bailar. Pero no pudo», contó una prima de la joven. Su papá, Nélson Ojeda, no quería que su hija saliera de noche para protegerla. Nunca pensó que la matarían en la esquina de su casa.
«Nunca estaba sola, siempre estaba o con su hermana mayor o con su papá. Una nena muy cuidada y la matan así. Y podría haber sido cualquiera porque tiró para todos lados y había otras personas en la calle. La Policía no hizo nada»; le confía a Clarín otra prima.
Danila era muy familiera y ansiaba cumplir 18 para poder empezar a salir de noche. Pero la mataron.Y la describe: «Era muy familiera, adoraba a su papá. A la mañana le decía, papá vamos a tomar unos mates. O a sus amigas. Los fines de semana se juntaban en su casa, se quedaban a dormir las amigas. Como no la dejaban ir a bailar y ella hacía caso, siempre estaba en su casa».
Danila tenía un tatuaje. Se lo había hecho a escondidas y sus padres no lo sabían. Nunca llegó a contarle a su papá que en su brazo llevaba su nombre: Nélson. Lo descubrió después de enterrarla.
La investigación, en manos de la Fiscalía N° 1 de Avellaneda, identificó a Mareco como uno de los principales sospechosos. Fue indagado por el delito de homicidio agravado y se negó a declarar.
En la casa desde la que salieron los disparos hubo una «pueblada». Los vecinos, alrededor de 150 personas, se metieron en la casa e intentaron linchar a Mareco. El sospechoso no estaba solo al momento del crimen, por eso identificaron a otras cuatro personas, entre ellas su madre, que aún no fueron detenidas pero que están individualizadas en el expediente.
El arma usada para cometer el homicidio no fue hallada y el plomo tampoco quedó dentro del cuerpo de la víctima, por eso no hay con qué cotejarla.
Con las imágenes de las cámaras de seguridad y el testimonio de las decenas de testigos, los investigadores esperan poder reconstruir lo que pasó y dar con los responsables.
MG