martes, 8 octubre, 2024
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La reaparición de Mauricio Macri, Sergio Massa a todo o nada y la guerra por Ganancias

Macri, territorial, te tocó Córdoba

Mauricio Macri le dará un envión el martes al nuevo capítulo de la campaña de Juntos por el Cambio. Estará en Córdoba para un primer recorrido de los departamentos de esa provincia en donde su candidatura tuvo los mejores resultados pero que en las PASO se volcaron en apoyo de Javier Milei.

Ese desembarco implica un cambio de clima en la campaña de la oposición para entrar a una segunda vuelta electoral, objetivo por el que pelean las tres candidaturas más competitivas, marcadas por una paridad difícil de quebrar. La decisión de Macri responde a este giro en la campaña marcada por la novedad de acentuar la territorialidad. Consiste en darles protagonismo a los jefes provinciales de la fuerza, que quedaron descolocados como consecuencia de la primaria tóxica a que los forzó el propio Macri.

El ex presidente consintió una autocrítica en el encuentro más importante que protagonizó desde las PASO, un almuerzo casi a solas con Miguel Pichetto el viernes a mediodía. Este reencuentro señala un paso importante en las relaciones internas de Cambiemos.

Pichetto fue el salvavidas del 41% de los votos de la fórmula en 2019, y el hombre que más costos pagó por acompañarlo a Macri. Apoyó a Larreta en la interna en la cual ganó Bullrich sostenida por Mauricio. El último encuentro fue más sigiloso que éste y no terminó bien. Jorge Triaca logró conciliarlos y los llevó a su quinta de la zona norte en donde les ofreció un almuerzo del que salieron más amigos que antes.

Macri y Pichetto se olfatean poder. El candidato a diputado por Buenos Aires reconoce que ha quedado demostrado que Macri es el jefe del PRO. Pero que necesita a Cambiemos para tener futuro. En el peor de los escenarios, Pichetto puede ser jefe de un interbloque que quedará huérfano por la salida en diciembre de Mario Negri, jefe de la oposición en el Congreso durante los últimos 4 años. En el mejor de los escenarios, una presidencia de Bullrich, puede ser el presidente de la Cámara de Diputados.

Clavados en los tres tercios

El nuevo capítulo de la campaña lleva al protagonismo a los jefes territoriales de Cambiemos. Este lunes, Patricia Bullrich estará en Córdoba en la rendición de la cúpula nacional ante los caciques locales de su fuerza. El compromiso es entregar la campaña en ese distrito, el segundo en cantidad de votos de la Argentina y en donde Cambiemos hizo las mejores elecciones desde 2015, a los líderes locales Luis Juez, Mario Negri y Rodrigo de Loredo.

Ante un centenar de intendentes, legisladores y dirigentes Bullrich les confiará la campaña en Córdoba a este trío que logró el 25 de junio 800 mil votos para Juez en las elecciones a gobernador, 300 mil votos más que los que sacó Bullrich en las PASO del 13 de agosto.

El gesto de territorialización de la campaña se replicará en otros distritos en donde las dos coaliciones, Juntos por el Cambio y Unión por la Patria, retrocedieron al segundo y tercer puesto en el resultado de las primarias que ganó el emprendimiento personalista de Javier Milei.

Este candidato caranchea con ingenio su campaña juntando:

1) La agenda de Cambiemos de reforma de la economía, que profiere con estridencia maximalista.

2) Un armado peronista que aprovecha los heridos que deja la fragmentación del oficialismo y que recoge nostálgicos del menemismo –con nombre y apellido– y que hurga en los vericuetos que le abre el massismo en donde puede.

El peronismo sabe que le quita votos a Cambiemos y Cambiemos sabe que le quita votos al peronismo. Pero están clavados en el corralito de los tres tercios.

Operativo sobre los gobernadores

El pliego de campaña de Juntos por el Cambio asume que la forma de descontar las diferencias con el peronismo y Milei no se saldan con proselitismo sino con estrategia. Rechazar el recorte de Ganancias que propone el Gobierno será seguido de un trabajo territorial con gobernadores propios y del peronismo, con los que Cambiemos tuvo casi un cogobierno entre 2015-2019.

Las provincias se encuentran en estado deliberativo porque ven amenazadas sus rentas y se resisten a pagarle la campaña a Massa. Piden claridad sobre las compensaciones. Esto es claro entre los mandatarios no peronistas, pero también entre los peronistas.

El operativo es complementario de la territorialidad y tienen tareas pendientes Pichetto, conocedor como pocos del universo del peronismo; Nicolás Massot, que intervino ya en la estrategia que lanzará este lunes Patricia en Córdoba; y Sebastián García de Luca, coordinador político de la campaña y que fuera viceministro de Rogelio Frigerio, autor de la agenda de cogobierno del peronismo del interior con el gobierno de Macri.

Sólo falta que lo acerquen a Emilio Monzó. Ni qué decir la tarea que les queda con Elisa Carrió, que se ha llamado a silencio hasta fin de año.

Busquen a Morales

Bullrich –es decir Macri– no se queda en el acercamiento a Pichetto, que es emblemático y ya estuvo el sábado junto a ella en Olavarría y Bahía Blanca. Tiene que descongelar relaciones con los radicales. Gerardo Morales se fue a China y vuelve en 10 días. Lo hizo después de que Bullrich le encargase recuperar votos en el NOA.

¿No estaba Morales para más, como presidente de la UCR? Se ausentó de los festejos de Santa Fe, triunfo de un radical como Maxi Pullaro. Tampoco fue a la presentación del libro de la candidata. Morales es un personaje que busca solución en la fuga hacia adelante y en ese estilo va a querer protagonismo, pero lo tienen que llamar.

También a Horacio Rodríguez Larreta, que registró una aparición en los Estados Unidos en uno de sus últimos actos globales como jefe de gobierno de la CABA. Que me llamen, porque yo no voy a pedir nada. Mi momento está en el futuro. Mi propuesta va a ser necesaria más pronto que tarde, es su mensaje.

Ganancias, la guerra del fin del mundo

Se juega mucho esta semana si se mira el escenario con el telón de fondo del 22 de octubre. Los resultados provinciales que aporta Chaco y los que puede generar Mendoza el próximo domingo inclinan el plano y obligan a los candidatos a replantear el último mes de campaña.

La sesión del martes con el llamador de Ganancias será una batalla descomunal. Por más que canten victoria, el número para sesionar no parece asegurado y cortarán clavos hasta último momento. El proyecto de cabecera tiene el apoyo de todos porque no hay bloque que alguna vez no haya pedido el final de ese tributo sobre los salarios.

Pero la oposición Cambiemos se opone con argumentos de oportunidad. Paga el costo de uno de sus méritos, que es sostener una agenda de prudencia, asumiendo responsabilidad como si gobernase, y choca con quien gobierna, que arriesga otro colapso financiero. Massa juega a todo o nada, algo poco recomendable para quien hace política.

La sesión se hace con llamadores a todas las tribus para asegurar quórum, como la creación de nuevas universidades. Dos de ellas comprometen al massismo (Delta y Pilar), otra al cristinismo (Madres) y una al radicalismo (Río Tercero). El yacobittismo de la CABA, furioso por los cachetazos que le propina el PRO de Jorge Macri, parece comprometido hasta hoy a no dar quórum. Acatan el dictamen del interbloque de rechazarlo como una invitación al infierno inflacionario.

La Corte vigila las audacias de Massa

Los bloques del medio, que apoyan al gobierno en este envión final de campaña, esperan que el oficialismo acelere los proyectos para compensar la quita de fondos que implicará la baja de Ganancias. Que Massa dé señales de que lo hará depende, al final, que haya número. Es un terreno fértil para operar en estas horas.

Ese condicionante se apoya en el reclamo de que el Gobierno cumpla con lo indicado por la Corte en un fallo de octubre de 2019. En aquella oportunidad la Corte dijo que la reducción del IVA y del impuesto a las Ganancias no puede afectar los fondos de coparticipación que corresponden a las provincias.

Ese fallo (CSJ 1829/2019) tiene miga: accionó solamente Entre Ríos; se conoció cuando Macri, que había decretado esos recorte a IVA y Ganancias, ya iba con el carry-on camino al muere (1 de octubre de 2019); y Carlos Rosenkrantz votó en disidencia.

Obliga a que toda reducción de esos impuestos que haga la Nación debe pagarla con cargo a los recursos propios del Estado Nacional. La compensación la promete Massa con una revisión de las dádivas de la «separata» que acompaña al proyecto de presupuesto, una enumeración de subsidios, exenciones y demás beneficios de que gozan los clientes del ogro filantrópico, dicho en omaggio a Octavio Paz, que describió así al estado benefactor pero que se come todo.

Ese fallo tuvo la firma de Maqueda, Lorenzetti y Rosatti y es una espada sobre la cabeza de la Nación, que ya sufrió el rechazo de otras detracciones de fondos federales cuando lanzó la batalla inconclusa contra el fortín CABA, santuario de Cambiemos.

La «separata», nuevo género del escrache

Massa ya hizo campaña contra este impuesto y ahora se solaza como el único que cumple su palabra. Desde el año pasado, cuando presentó el proyecto de presupuesto, inventó la «separata», un nuevo protagonista de este debate.

Es una minuta que enumera el costo tributario de subsidios, exenciones y beneficios a sectores, actividades, provincias como Tierra del Fuego, etc. Es una pieza inmejorable para debatir; les recuerda a las empresas todo lo que reciben y pone en alerta a sus lobistas de que los reyes magos son los padres. A los legisladores les brinda la oportunidad de proponer recortes.

Funciona como una herramienta extorsiva sobre voluntades ajenas, porque el mismo gobierno que hace el escrache, es el que concede y sostiene los beneficios. De la zaranda de la «separata» espera el Gobierno que le voten, además del impuesto, la compensación para que no se desfinancie el Estado y los gobernadores no se paren de manos para defender la coparticipación.

La separata de este año, 2024, avisa de un costo tributario de las exenciones de $ 8.234.343 millones. «En 2024, el gasto tributario (sin considerar otros beneficios impositivos) ascendería –sintetiza Nadin Argañaraz– a 2,34% del PIB, y su distribución por el criterio coparticipable de los tributos asociados sería de 1,3% del PIB para Nación y de 1,04% para las provincias más CABA. Ahora bien, al considerar todos los beneficios impositivos, el monto total ascendería a 4,71% del PIB, con una participación de Nación de 2,81% del PIB y de 1,9% del PIB de provincias más CABA”.

Estos beneficios son los que dice Cambiemos que habría que borrar del mapa. Pero no ahora. Si la compensación no se cumple, Massa habrá convertido lo que cree es una herramienta mágica para entrar en el balotaje, en otra derrota frente al peronismo del interior, que ya lo dejó solo desacoplando las elecciones provinciales de las nacionales.

Hiere a JxC haber quedado sin el control del quórum, y hasta sangra por la herida de que un hombre al que jaleaban como propio, el diputado Rolo Figueroa, electo gobernador de Neuquén, se sume al oficialismo en este proyecto. Lo mismo promete otro socio ocasional del PRO en Santa cruz, el electo gobernador Claudio Vidal, que tiene una banca que apoyará el proyecto massista.

Vaporeso marcha de nuevo

El oficialismo confía en que ganará votos con esta medida que, como otras veces, arrincona a Cambiemos porque le dan pelea con un proyecto que era de ellos. Macri prometió eliminar Ganancias y no cumplió. Ahora el peronismo, como hizo antes con infinidad de iniciativas del radicalismo –estatización de YPF, de las jubilaciones, etc.– hace músculo con un proyecto ajeno que la oposición rechaza como un intento de hacer volar todo, y al que le cuesta oponerse porque antes lo defendieron y en su agenda está bajar los impuestos.

Esta operación Vaporeso tiene, sin embargo, su racionalidad: ¿quién quiere pagar impuestos en el país del dispendio estatal? La Marcha del Dr. Vaporeso, creación de Alfredo Casero, describe esta operación: “Recibimos palos, piedras, salivazos / cachos de ladrillos y lanchas a motor / y si un día nos tiraban con un piano / lo paramos de pechito ¡sí señor! / Claro que es una forma figurativa, / y que un piano nunca nos van a tirar, / una vez nos tiraron con una moto, / la abarajamos y la pusimos a andar».

Mendoza en el horizonte

El trámite de esta sesión será maratónico. Compromete a un Omar de Marchi, que integra el bloque PRO que lo mantiene como vicepresidente de la Cámara, y que en Mendoza desafía al radical Alfredo Cornejo en las elecciones del domingo a gobernador. Una hermosa pelea de poder, necesaria como la que libraron en CABA Macri con Larreta porque busca la supervivencia del más alto.

Cornejo tiene el apoyo de Cambiemos nacional en cabeza de Patricia Bullrich. De Marchi armó fuerza propia y tiene de aliados desde Carrió a Milei, pasando por tribus del peronismo y del radicalismo anti cornejista. Pero de esos apoyos no se habla. Los ex candidatos han provincializado al extremo la campaña, para no pegarse a destinos ajenos. El escenario de Mendoza marcará el rumbo hasta el 22 de octubre para todas las fuerzas.

El peronismo confía en que Ganancias le dará votos, pero busca no herir la necesidad de movilizar a las provincias en donde los caciques locales durmieron el 13 de agosto y permitieron ese paseo que le dio 29% de los votos a Javier Milei. El peronismo, jibarizado en Mendoza al cristinismo extremo, descarta una derrota si se confirma que no levanta en las encuestas del 10% de los votos.

Sería una certificación del final del cristinismo, porque esa fuerza se referencia en Mendoza en Anabel Fernández Sagasti, mano derecha de Cristina en el Senado y que, como la vice, no ha querido ser candidata a gobernadora en este turno funeral. De allá vendrán señales. Si gana Cornejo, festejarán Bullrich y Petri, si gana De Machi brincará Milei.

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