Cuando llegó al Escuadrón 36 de Gendarmería Nacional, gritó «¡Viva la RAM»!. La justicia chilena lo reclama por un incendio que cometió en el país trasandino.
27/07/2023 10:01
Clarín.com Política Actualizado al 27/07/2023 11:00
Facundo Jones Huala, el líder de la Resistencia Ancestral Mapuche ya está listo para enfrentar este jueves su nuevo juicio de extradición a Chile, donde le restan un año y cuatro meses de prisión por un delito de quema de una hacienda que cometió en 2013.
En la foto que obtuvo Clarín, el líder de la RAM aparece completamente diferente al Jones Huala que fue encontrando en un quincho en un barrio periférico de El Bolsón el 30 de enero pasado.
La policía rionegrina lo apresó por estar prófugo de la justicia chilena. Estaba ebrio, con el pelo largo y como perdido. Tal como publicó este diario el miércoles, su familia asegura que está estudiando, aunque vale recordar que Jones Huala reivindicó siempre que no reconocía a las instituciones argentinas y chilenas sino a la «nación mapuche». Dijo que libraba una «guerra» contra los «capitalistas ocupantes», propietarios y empresas extranjeras.
Por cierto, al llegar a la audiencia en el Escuadrón 36 de Gendarmería Nacional, en Esquel, Chubut, gritó: «Que viva la RAM para todos los que dicen que la RAM no existe, la RAM existe y resiste». Luego levantó el puño en su conocido gesto desafiante y llegó con bolsa humilde en sus manos en la que suele llevar sus pertenencias. La audiencia estaba siendo transmitida en vivo.
Este juicio que empezó este jueves y que fue varias veces postergado, está a cargo del juez subrogante del Juzgado Federal de Bariloche, Gustavo Villanueva. Huala está en Esquel con prisión preventiva. Primero estuvo en una comisaría de El Bolsón y luego fue trasladado a la Unidad Penitenciaria Federal.
Dos ex militantes de la organización armada Montoneros, los abogados Gustavo Franquet y Eduardo Soares, son los defensores del activista mapuche. Ante el revuelo que se armó, ambos reivindicaron que se trata de una decisión de «solidaridad» de La Gremial de Abogados de la República Argentina.
Según supo Clarín, como lleva seis meses preso, ello se le computará a su favor para el año y cuatro meses que le restaba cumplir en Chile. Y analistas consultados consideran que, si no hubiera cometido tantos errores de fugarse permanentemente de la ley -la última vez que pasó ilegalmente de Chile a la Argentina fue en febrero de 2022 cuando la justicia trasandina ordenó que debía volver a la cárcel- ya podría estar libre.
El se declara un «preso político».
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